El caso de los cuatro niños indígenas que hallaron en Colombia tras 40 días de búsqueda en la selva ha dado la vuelta al mundo y poco a poco se han ido conociendo más detalles de cómo fue el rescate.
La búsqueda de los menores, que viajaban en una avioneta que se estrelló en la zona, fue emprendida en conjunto -y en un hecho inédito en la historia reciente para el país- entre la guardia indígena y el Ejército colombiano, que logró tener más de 120 personas en el terreno.
Uno de los rescatistas, Nicolás Ordóñez Gómez, recordó el momento exacto en que descubrieron a los niños.
“La hija mayor, Lesly, con el bebé en los brazos, corrió hacia mí y me dijo ‘Tengo hambre’”, le contó Gómez al canal RTVC.
“Otro de los dos niños estaba acostado, se levantó y me dijo: ‘Mi mamá está muerta’. Y después me pidió pan con salchichas”, añadió.
Los rescatistas señalaron que se acercaron a los niños con palabras positivas “diciendo que éramos amigos y que nos había enviado la familia”.
Las imágenes dadas a conocer por el Ejército colombiano mostraban que los cuatro hermanos habían sufrido los rigores de la selva, con sus caras demacradas y sus cuerpos picados por los mosquitos.
Los cuatro niños, Soleiny, Tien, Lesly y Cristin, eran hijos de Magdalena Mucutuy, quien viajaba entre la localidad de Araracuara en el Amazonas hasta la ciudad de San José del Guaviare.
El cuerpo de Magdalena fue encontrado el pasado 15 de mayo, cuando fueron hallados los restos de la aeronave accidentada, en la selva en el sur de Colombia.
Los niños son miembros del grupo indígena Huitoto y su abuelo dijo a los medios colombianos que su conocimiento de las frutas y semillas comestibles había sido clave para su supervivencia.
Astrid Cáceres, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), dijo que afortunadamente “la selva estaba en cosecha” y podían comer frutas que estaban en flor.
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