Clarin.com
Mariano Gavira
Una historia de abuso y locura. La chica vivía con él y quedó embarazada. El acusado ya había estado preso por abusarla cuando ella tenía 7 años…
Cuenta que su papá la conoció recién cuando ella tenía 7 años. Que ese día jugaron a las escondidas y se metieron en un placard: “El se desnudó y me pidió que lo tocara. Después me dijo que todo era parte de un juego y que no le dijera a nadie. Yo lo tomé así, no sabía si estaba bien o mal. Cada vez que lo veía era lo mismo, me pedía que lo tocara o me tocaba él a mí”.
El calvario duró varios meses, hasta que la nena se animó a confesarlo en su colegio. Por eso el hombre estuvo detenido seis años, pero hace poco salió en libertad y ahora volvió a ser arrestado por abusar otra vez de su propia hija, que quedó embarazada. El miércoles a la noche, a Cristian Santos (46) se lo llevó la Policía. “Me arruinó mi infancia, mi adolescencia y mi futuro”, dijo la chica ayer a Clarín.
La nena es bajita y flaquita. Tiene un buzo gris que le queda grande y las mangas le tapan las manos. Fuma. Habla todo de corrido, cuenta la historia con detalles, lo relata como si fuese algo normal. Se ríe al recordar alguna anécdota. Sin embargo, hay un momento en que se calla y mira el piso, como si estuviese pidiendo perdón. Tiene 15 años recién cumplidos y está embarazada de un mes, con la certeza de que el padre de esa criatura es, a la vez, el suyo.
La víctima tiene ocho hermanos y una madre ausente. Así fue que cuando aún era una nena tuvo que exponer su padecimiento ante una psicopedagoga de la escuela, porque en su familia no lo habían advertido. Y luego, cuando el padre cumplió la condena y salió de la cárcel, la chica (que ya no va a la escuela) se fue a vivir con su victimario a una casa en Olivos y nadie lo impidió. A la madre ausente se sumó una Justicia ausente.
“Me decía que había cambiado, creía en Dios, hablaba de la Biblia, no se drogaba más. Era la persona a la que yo le podía decir papá”, dijo ayer la adolescente. Pero en realidad estaba siendo víctima, una vez más, de una mente enferma: “Un día jugábamos de manos y me tocó un pecho. Al rato me dio un beso y yo no lo aparté, seguimos y tuvimos relaciones. Fue la primera vez, en las anteriores no hubo penetración”, relata con un cigarrillo en la mano, acurrucada por el viento de la calle.
Dice que fueron algunos meses donde su padre la violó todas las noches, cuando él volvía de hacer changas. “Era tanto que empezó a decirme que me amaba. ´Me enamoré de vos, no te veo como mi hija, sino con ojos de mujer´, aseguraba. Me quería tanto que me propuso casamiento para que formáramos una familia. Yo le decía que sí, porque si no amenazaba con matarse”.
La chica cuenta que su papá era muy obsesivo y que el problema empezó cuando volvió a emborracharse y drogarse. “No quería que yo saliera con ningún varón, y si me veía con alguien me juraba que a él lo mandaba a matar y a mí me quebraba las piernas. Una vez un chico me dio un beso y mi papá lo vio. A los dos días me dijo dónde vivía, cuántos hermanos tenía y a qué hora entraba y salía de la casa. Todo para que dejara de verlo”.
Hace poco más de un mes la chica notó que su cuerpo funcionaba de manera diferente, entonces con una amiga decidió hacerse un test de embarazo, que le dio positivo. Ella relata que se asustó y que entonces sí buscó a su madre para confesarle todo.
Fue entonces cuando lo denunciaron por segunda vez. Cuenta que le ofrecieron abortar (la ley lo considera legal en estos casos), pero que ella asegura que quiere tener al bebé: “Es mi hijo”, dice y se toca la panza. Ahora Santos quedó detenido en la comisaría segunda de Vicente López. “Yo pido que no lo lastimen. Me arruinó la vida, pero siempre será mi papá”.
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