A menudo los padres se quejan de que les cuesta que sus hijos obedezcan. Y es que la nueva generación de jóvenes, con mentalidad más abierta y apoyo de otras fuentes, están totalmente descarrilados y es nuestro deber volverlos al camino correcto…
Además de su cuidado y crianza, los padres somos responsables de educar a nuestros hijos en valores y habilidades que les servirán el día de mañana. Uno de los valores más importantes que debemos enseñarles es el de la responsabilidad, pues les enseñará a hacerse cargo de ciertas cosas, así como de comprender que sus actos tienen consecuencias positivas o negativas.
Hoy, la juventud está descontrolada, en parte gracias a las leyes, algunas de ellas absurdas de este país en donde una niña de 15 años ya puede tomar sus propias decisiones, independientemente de si los padres están de acuerdo o no.
De igual manera, las escuelas e instituciones han dado pie a esto, al no tomar cartas en el asunto en torno al mal comportamiento de muchos adolescentes, aun si los padres piden asistencia en esto. Empero, la principal razón por la que los jóvenes de ahora se comportan como lo hacen, es en gran medida a la falta de límites que muchos padres no sabemos imponer y por lo general es porque no sabemos cómo establecer esos límites sin perder el control ni el respeto.
Hablando de cómo debe enfocarse la educación de los adolescentes en particular, parece que las nuevas generaciones de “hijos” les han ganado la batalla a padres y educadores, en cuanto a limites de su comportamiento.
La adolescencia es una etapa delicada. Los expertos aseguran que el cerebro del adolescente, en pleno desarrollo, carece aún de los suficientes recursos para dirigir sus actos hacia la responsabilidad.
Según estudios de la American Academy of Child and Adolescent Pschiatry (Academia Americana de Psiquiatría para Niños y Adolescentes) el cerebro del adolescente tiende a:
Los adolescentes tienden a no
► Pensar antes de actuar.
► Hacer una pausa para considerar las consecuencias potenciales de sus acciones.
► Modificar sus comportamientos peligrosos o inapropiados.
¿Cómo pueden y deben los padres establecer límites de conducta?
La adolescencia es una etapa de la vida muy conflictiva, y el sentirse dirigidos, puede convertir la rebeldía innata en los jóvenes en algo sano y proyectado hacia la maduración personal, en lugar de en algo que derive hacia actitudes agresivas y opositoras sin ningún sentido.
Todos, sin importar la edad, debemos tener y guardar ciertos límites en cualquier actividad de la vida y cuando éstos están bien definidos nos ayudan a seguir creciendo.
Pero si no están bien establecidos en la niñez, al llegar la adolescencia tendrán grandes dificultades para enfrentar las responsabilidades del diario vivir, y por supuesto que se reflejarán en gran manera cuando se llegue a la edad adulta.
Un espacio seguro
Reflexione lo siguiente: Suponga que vive en un balcón de un quinto piso. Este está bien construido con una baranda firme de hierro y un cómodo reposabrazos.
Imagine que se dirige tranquilo hacia el balcón para ver a alguien que lo llama desde abajo. Entonces, usted se apoya en la barandilla sobre sus codos y charla con la persona que se ha parado para saludarlo, pues iba de paso.
Pero si un día, al reclamo de ese saludo se acerca al balcón y éste no tiene baranda, ¿qué cree que sucederá?… Efectivamente, tal vez ni siquiera intentará acerarse mucho a la orilla para ver quien lo llama, pues podría caer al vacío.
Esto es precisamente lo que ocurre en los adolescentes, cuando se sienten seguros en base a los límites que los padres les ponen, ellos pensarán con cuidado antes de tomar cualquier decisión o acto. Pero, debe tener en cuenta que esto sólo será factible, si les enseña con paciencia y amor y, claro, con constancia. También se debe estar consciente que para ellos es difícil entender que ‘límites’ significan ‘reglas, normas’ que deben seguir al pie de la letra mientras vivan en su casa y sean menores de edad.
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