Se elaboran de diferentes tamaños, colores y diseños. Y con el paso del tiempo se han convertido en un producto femenino de “casi” primera necesidad y de consumo masivo. Los bolsos
Se elaboran de diferentes tamaños, colores y diseños. Y con el paso del tiempo se han convertido en un producto femenino de “casi” primera necesidad y de consumo masivo. Los bolsos (también llamados bolsas o carteras) han ganado una excelente reputación gracias no sólo a la imagen que proyectan en la persona sino a su practica utilidad.
Los bolsos a través del tiempo Los antiguos monumentos de Grecia y Roma demuestran que las primeras bolsas para guardar objetos se originaron en esos pueblos. No sólo hombres y las mujeres de la Edad Media llevaban bolsas colgadas del cuello o del hombro, también las divinidades como Mercurio, el dios del comercio, eran representadas con una bolsa de mano. Las carteras modernas derivan de las escarcelas medievales, que en su versión más primitiva sirvieron para que los mensajeros y peregrinos llevaran documentos. Su cierre consistía en un afilado puñal o un cuchillo atravesado; pensado para alejar a los ladrones. Otras variedades fueron las bolsas de matrimonio:
unas bolsitas llamadas parisienses y venecianas -de acuerdo a su lugar de origen- y que los hombres regalaban, llenas de monedas de oro a sus prometidas.. La religión también hizo su aporte a la historia de este accesorio cuando las limosneras, destinadas a guardar monedas para donaciones, se apartaron de sus fines caritativos y empezaron a incluir todo lo que se volvía incómodo de llevar en la mano.
En su interior tenían una segunda bolsa, de cuero, para darle más resistencia y los cierres estaban cincelados en hierro, oro y plata. Cuando las mujeres las incorporaron en sus adornos de uso cotidiano, las colgaron de sus ropas con un complicado sistema de cordones. Pero el gran boom de las bolsas estalló en la Revolución Francesa donde se produjeron colecciones de cuero de cocodrilo, las más variadas formas, los más diversos materiales utilizados, de acuerdo a la época.
Aunque en estos tiempos las convenciones sociales impusieron que los monederos fueran exclusivos de las mujeres casadas, hoy en día se usan por personas de todas las edades incluso hasta los varones se benefician de este artículo.
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