¿Cuántas veces hemos criticado a alguien por su simple apariencia? Y de todas esas personas, ¿a cuántas les hemos dado la oportunidad de demostrarnos quienes son por dentro verdaderamente?
¿Cuántas veces hemos criticado a alguien por su simple apariencia? Y de todas esas personas, ¿a cuántas les hemos dado la oportunidad de demostrarnos quienes son por dentro verdaderamente? Si sus respuestas a estas dos preguntas coinciden, entonces probablemente se identifique con la siguiente historia: Se cuenta que en un reinado existían dos pájaros: un horrible buitre y una hermosa paloma, y era costumbre de ellos pararse frente a la ventana de la habitación donde dormía el Rey.
A pesar de que llegaban juntos, no eran tratados de la misma manera pues el buitre siempre era expulsado por los guardias que ahí velaban, mientras que a la paloma la recibían con agrado y le ofrecían de comer. Pero a pesar de los desprecios, la horrible ave de rapiña continuaba regresando. Lo que la mayoría no sabía, inclusive el mismo rey, era que éste retornaba al castillo para comerse las ratas que allí abundaban. Un día, los detestables roedores lograron llegar hasta la alcoba del rey, donde el pequeñito hijo de éste se encontraba.
Como era de costumbre la paloma se encontraba afuera comiendo y a pesar de que miró a las ratas acercarse al bebé no hizo ni el más mínimo intento de moverse o hacer algo para llamar la atención. Pero cuando el buitre se percató del asunto, hizo una gran alaraca y se abalanzó para atacarlas. El brusco movimiento entre los animales hizo que el niño se asustara y comenzará a llorar con fuerza. Al escuchar tanto grito, los guardias corrieron a la habitación y al darse cuenta lo que sucedía, se apresuraron a atrapar a las ratas. Más tarde, el rey en reunión con el sabio y consejero del reino, platicaron sobre lo que había sucedido en el castillo.
– Creo de ahí podemos aprender algo muy importante, majestad…
– ¿Pero qué lección podemos extraer de tan insólita situación?, preguntó el rey.
– Muy sencillo… No siempre lo que parece bonito a los ojos es realmente leal.
Aunque la paloma haya sido alimentada todo este tiempo, no hizo nada para defender a los que la alimentaron. En cambio el buitre, sí fue capaz de realizar tan importante acto a pesar de su aspecto desagradable y del rechazo que siempre ha recibido. En realidad, creo que él es más bello y leal que la paloma, pues sus actos así lo demuestran.
– Tienes razón sabio. Por eso he dado órdenes para que desde hoy, alimenten al buitre como gratitud por lo que hizo. Desde entonces el buitre dejó de sufrir tanto de hambre como de persecuciones, mientras la paloma no regresó jamás al castillo. Esta historia nos enseña que “Debemos ver más allá de lo que ven nuestros ojos. La apariencia o belleza externa no lo es todo”.
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