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El Gran Premio

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Cada año, en el caudaloso río de la selva, se celebra un concurse de habilidad. Y aunque muchas son las nutrias que participan,

Cada año, en el caudaloso río de la selva,
se celebra un concurso de habilidad. Y aunque
muchas son las nutrias que participan,
nadie duda de quién sería la ganadora este
año… Así es, Nutrina!

Esta, al saber de su popularidad, se le subían
mucho los humos y se creía una diosa
del Olimpo. Y no era para menos pues
a cada paso que daba recibía alabanzas y
regalos. Ya estaba acostumbrada de tantos
halagos, y su vanidad crecía cada día más
y más. Como era de esperarse, se inscribió
en el concurso y se entrenó rigurosamente,
pues aunque se sabía segura triunfadora no
quería fiarse.

Por fin el día del concurso llegó pero ¡oh,
desgracia! Nutrina ha amanecido muy enferma
y su madre no le permitió salir de
casa. Su salud era más importante que el
concurso, y aunque ella entendía perfectamente
esto no pudo evitarle sentir un enorme
disgusto. ¡No podría ganar la enorme
copa esta vez!

Llegó la noche. Seguramente, el concurso
ya se había celebrado. Ella estaba aún muy
molesta y también muy enferma. En esto,
llamaron a la puerta de su casa. Era una de
sus amigas, que había ganado el concurso
y venía a darle la copa.

– Toma Nutrina -le dijo ésta- la copa te pertenece,
pues tú habrías ganado de haber
podido participar.
En ese momento Nutrina comprendió que,
aunque era ella la más hábil en el deporte,
su amiga era mejor jugadora. Se negó a
aceptar la copa y emocionada, le dijo a su
compañera que nadie más que ella, era la
perfecta merecedora de tan buen premio.

Moraleja:
Siempre actúa con humildad
y eso te traerá felicidad!

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