Iba pasando un hombre frente a un monte cuando vio como unos pastores ataban al tronco de un árbol una culebra. Esta se retorcía de todas las formas posibles para escapar, pero en vano era su…
Iba pasando un hombre frente a un monte cuando vio como unos pastores ataban al tronco de un árbol una culebra. Esta se retorcía de todas las formas posibles para escapar, pero en vano era su esfuerzo. Compadeciéndose de aquel animal, el hombre la soltó y calentó.
Recobrada su fuerza y libertad, el reptil se apresuró a enroscarse en el cuello de su salvador y comenzó a asfixiarlo.
El hombre, sorprendido, le dijo:
– ¿Qué haces? ¿Por qué me pagas tan mal?
Y ella respondió:
– No hago más que obedecer las leyes de mi instinto animal.
En ese momento, pasó por allí una zorra que al ver tal acto dijo:
– Mal podría juzgar – exclamó -, lo que mis ojos no vieron desde el comienzo. Para entender, hay que reconstruir los hechos.
Entonces, como pudo, el hombre ató a la serpiente nuevamente al árbol, y la zorra, después de comprobar lo sucedido, pronunció estas palabras…:
– Ahora tú – dirigiéndose al hombre -: no te dejes llevar por tus sentimientos, y tú – añadió, dirigiéndose a la serpiente -, si puedes escapar, qué esperas… vete ahora mismo!
Moraleja: Ante el peligro obvio debes procurar, con gran prudencia y cuidado actuar!
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