Encontrábase un hombre sentado a la orilla del mar, cuando de repente vio como una barcasa con todos sus pasajeros, se estrellaba contra
Encontrábase un hombre sentado a la orilla del mar, cuando de repente vio como una barcasa con todos sus pasajeros, se estrellaba contra las rocas hundiéndose en las aguas casi al instante. Entonces, dijo para
sí:
– ¡Qué injusto es el cielo, pues para castigar a un solo individuo hubo que sucumbir a numerosos inocentes! Pero el hombre no se había dado cuenta que cerca a la piedra donde estaba sentado, estaba un hormiguero, así que, mientras pensaba en lo injusto del cielo, una hormiga le picó en la pierna. Tan sorprendido como adolorido se levantó, y a pisotones exterminó a todas las que por allí caminaban.
Casi al momento se le presentó un ángel y, tocándole el hombro le interrogó de esta manera: – ¿Aceptarás ahora que el cielo juzgue a los hombres como tú lo hiciste con las hormigas?
Moraleja: Antes de a otros juzgar, por tu persona debes empezar!
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