Aburrido de la monotonía de todos los días un joven cuidador de ovejas, quizo divertirse un poco, pero a costa de los demás. Así que, se puso a gritar con todas sus fuerzas:
Aburrido de la monotonía de todos los días un joven cuidador de ovejas, quizo divertirse un poco, pero a costa de los demás. Así que, se puso a gritar con todas sus fuerzas:
— ¡El lobo! ¡El lobo!… Auxilio, el lobo! Al oír los gritos del muchacho, los campesinos corrieron en su auxilio, pero para su sorpresa, lo encontraron tranquilamente recostado bajo la sombra de un árbol.
Aquella acción le divirtió mucho, así que volvió a hacer lo mismo al día siguiente:
— ¡Socorro! ¡Socorro, que viene el lobo! -gritaba De nuevo, armados con filosas hachas y grusos palos, los vecinos acudieron en su auxilio; pero se regresaron disgustados a sus labores al darse cuenta de la mala broma, mientras el pastorcillo, se revolcaba de la risa por lo sucedido… Pero no sabía lo que el destino le tenía prepardo.
Poco después vino de verdad un furioso y hambriento lobo y, aunque el pastorcillo gritaba con todas sus fuerzas pidiendo ayuda, nadie acudió a su rescate. Entonces, el lobo lo hizo su presa y junto a algunas ovejas de su rebaño, se los devoró.
Moraleja: En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso!
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