En muchas ocasiones hemos llegado a sentir odio, molestia, rencor o resentimiento por alguien, esto nos carcome el alma y nos enferma. Si bien estos, son sentimientos naturales en toda persona y que con el tiempo suelen desaparecer. Desafortunadamente, en muchos casos esto no sucede así, pues la persona no está dispuesta a olvidar ni a perdonar.
Pero es necesario tener en cuenta que a la única persona que en realidad afectan estos sentimientos negativos es a quien los experimenta, y nada más. Por tal motivo, lo más conveniente y saludable es liberarse de ellos lo antes posible. Liberarnos de estos sentimientos es aprender a sanar. Porque ese odio, rencor sólo nos lleva a enfermar nuestro cuerpo.
CÓMO Y PORQUÉ INICIAN ESTOS SENTIMIENTOS
Es verdad, en alguna etapa de nuestra vida hemos sido dañados por alguien en una forma real, ya sea de una manera física o psicológica, en nuestra propia persona o en alguien a quien amamos profundamente.
Una situación semejante sí que genera resentimientos reales y justificables. Sentimos ira, dolor, tristeza, frustración, amargura, rencor, odio y aun serios deseos de venganza. Cuando sucede algo así perdemos el control y la compostura, y por supuesto a lo que menos estamos dispuestos es a perdonar. ¿Perdonar? ¿Cómo puede ser posible perdonar cuando nos hacen tanto daño? ¡Eso no tiene perdón!
Lo peor de todo es que, en medio de tanto dolor, seguimos alimentando esa rabia que por supuesto nos sigue generando más dolor, convirtiéndose en un terrible círculo vicioso del que nos cuesta demasiado salir; o peor aún, del que no queremos salir.
APRENDER A PERDONAR
Perdonar, por supuesto, es muy difícil. A menudo creemos que al perdonar estamos beneficiando al ofensor, y tal vez por eso nos negamos a hacerlo. Sin embargo, la falta de perdón a quien realmente daña es a nosotros mismos y actúa en nuestro corazón como una herida física, que si no se limpia y libera de todas esas células descompuestas y dañadas no sana; por el contrario, se contaminará más y más, alcanzando y dañando a otras células sanas.
“El perdón libera el alma. Elimina el miedo. Por eso es un arma tan poderosa”.
~Nelson Mandela~
La madre Teresa de Calcuta dijo alguna vez: “El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Por eso perdona, que perdonando tendrás paz en tu alma y la tendrá también el que te ha ofendido”.
PERDONAR ES BUENO PARA LA SALUD
Investigaciones realizadas en la Universidad de Stanford, como parte del proyecto del perdón que dirige el doctor Fred Luskin, demuestran que aprender a perdonar mejora nuestro bienestar físico y emocional. Según estos estudios, “seguir cultivando el rencor dentro de nosotros mismos obstaculiza nuestro desarrollo personal y profesional, nos conduce a tomar decisiones desacertadas y hace que nuestro cuerpo libere sustancias químicas asociadas con el estrés que tienen un efecto negativo sobre la salud”.
Si su alma se encuentra sana y libre de rencores, su cuerpo estará sano también. Muchos de los males físicos que afectan a la humanidad tienen que ver con la falta de perdón. Quizás sea por eso que en la actualidad muere tanta gente joven de problemas cardíacos. El Dalai Lama decía: “Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar”.
Perdonar es olvidar el pasado con el fin de liberar y sanar el presente, para poder construir un futuro positivo y estable. Hay que romper el círculo y tomar la sabia decisión de avanzar, y para eso hay que sanar el alma a través del perdón.
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