Pensar destructivamente es como mirar el mundo a través de unos binoculares al revés, es ver todo lo negativo eliminando las buenas cosas de la vida. Combata lo negativo, el derrotismo, el no puedo e
Pensar destructivamente es como mirar el mundo a través de unos binoculares al revés, es ver todo lo negativo eliminando las buenas cosas de la vida. Combata lo negativo, el derrotismo, el no puedo e incluso la melancolía reconociendo los tipos de pensamientos que producen estos sentimientos:
1).- Aplicación de los pensamientos en forma absoluta. Por ejemplo, si un día usted falla en su dieta y por tal motivo decide que ya es inútil tratar de seguirla, ¡y que hasta su vida es un fracaso!
2).- Generalización de los pensamientos. Es cuando usted convierte cada suceso negativo en un ejemplo de negatividad general; es frecuente que use en estos casos palabras como “siempre” y “nunca”.
3).- Uso de la selectividad negativa. Es cuando recuerda sólo lo malo y olvida lo bueno; si toma esta actitud es inevitable que considere su vida un perfecto desastre.
4).- Olvido sistemático de los propios méritos. Es cuando a pesar de que usted habla tres idiomas, logra sacar a su familia adelante, les da una formación universitaria a sus hijos, y aún así piensa que ha desperdiciado su vida.
5).- Precipitación en las conclusiones. Es cuando usted supone que algo es de algún modo u otro sin tener base alguna, lo cual es fatal; por ejemplo que usted no le hable a alguien porque está “seguro” de que no le simpatiza.
6).- Exageración de lo malo. Es cuando usted exagera cualquier cosa negativa hasta volverla una catástrofe; éste es un modo seguro de volverse infeliz.
7).- Aplicación de un razonamiento emotivo. El razonamiento emotivo no tiene nada de racional y sí en cambio es destructivo.
8).- Permanencia eterna de arrepentimiento. Evite esto no hablando más de lo que debería haber hecho.
9).- Tendencia hacia los autoinsultos. Si usted mismo se dice cosas denigrantes, los demás no tardarán en imitarlo.
10).- Pretensión de hacerse responsable de todo. No se responsabilice de aquello en lo que no tiene nada que ver; no se sienta culpable de que haya llovido el día en que sus amistades querían ir a la playa, ni de que su jefe haya reñido con la secretaria; no permita que todos los crímenes y pecados del mundo se vuelvan suyos.
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