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¿Está aumentando el racismo? Más gente en EE.UU. dice que es un gran problema, según una encuesta de CNN/KFF

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Catherine E. Shoichet

Debra Aust lo ve en videos de los recientes tiroteos protagonizados por la policía.

Alex Sproul lo lee en su Facebook.

Sheryl Sims lo siente cuando camina por la calle…

Son tres estadounidenses de diferentes grupos demográficos que viven en tres estados diferentes. Y los tres coinciden: el racismo es un gran problema.

Sus voces son unas pocas entre más de 322 millones de pesonas. Pero no son los únicos, ni mucho menos.

En una nueva encuesta realizada en todo el país por CNN y Kaiser Family Foundation, aproximadamente la mitad de la población en Estados Unidos, el 49 % para ser exactos, dice que el racismo es un “gran problema” en la sociedad de hoy.

La cifra marca un cambio significativo con respecto a 2011, cuando más de una cuarta parte de la población describía así el racismo. El porcentaje es incluso mayor que hace dos décadas. En 1995, tras el juicio a O. J. Simpson y apenas unos años después de que el caso de Rodney King acaparara la atención pública, el 41% de los estadounidenses creía que el racismo era un “gran problema”.

¿Está aumentando el racismo en Estados Unidos? ¿Ha cambiado nuestra concienciación? ¿O es un problema que se ha disparado?

No hay una explicación única para este cambio. La encuesta realizada a 1.951 personas en todo el país, que CNN divulga y debate en detalle esta semana, pinta un cuadro complejo, destacando algunas similitudes entre los distintos grupos y sacando a la luz divisiones que parecen ir creciendo.

Pero lo que está claro es que en todos los grupos demográficos encuestados hay un creciente porcentaje que dice que el racismo es un gran problema y una mayoría advierte que la tensión racial está creciendo.

‘Una historia diferente’

Fue una sorprensa para Debra Aust.

Esta mujer blanca de 48 años de Sterling Heights, Michigan, cuenta que no esperaba que el racismo hubiese empeorado.

“Parecía que la cosa estaba mejorando, que nuestra generación iba a ser mejor que las anteriores, dijo Aust, que participó en la encuesta. “Pero la televisión empezó a contar una historia diferente, con todos estos tiroteos de policías”.

A Aust, cuyo padre y tío son policías, le han tocado muy de cerca las noticias que ha visto de negros desarmados baleados por agentes del orden. Los policías deberían responder por sus acciones, afirma.

“No ayuda que la policía solo se lleve un golpe en la mano… Si fuera yo y fuera negra y esto ocurriera en mi comunidad, estaría furiosa”, sostiene.

El caso de Walter Scott, muerto en abril por disparos de un policía en North Charleston, Carolina del Sur, sigue fresco en su memoria. El juicio todavía no ha comenzado. El abogado del agente dice que planea declararse inocente y que no hubo factores raciales en el caso. Pero Aust lo tiene claro.

“Por favor, no hubiera hecho eso de haber sido un blanco, y ese es el problema”, dice.

Y las cosas han empeorado desde la elección de Barack Obama como presidente en 2008, comenta Ellis Onic. Este ingeniero negro de 56 años de Balch Springs, Texas, pone como ejemplos la muerte a tiros de Trayvon Marin en 2012 y la matanza en la iglesia de Charleston de este año. Una y otra vez, se lamenta Onic, el sistema de justicia fracasa.

“El hombre blanco se ha salido con la suya durante mucho tiempo. No lo ve como racismo. Piensa que las cosas son así… Hay mucho por recorrer porque el sistema de justicia no es justo. La justicia está corrupta”, afirma. “Por eso tiene los ojos cubiertos y la balanza ligeramente desequilibrada, para que sepas que puede ir a cualquier lado”.

Jim Bruemmer lo ve de manera diferente.

Este ejecutivo publicitario blanco de 83 años, de St. Louis, y que también participó en la encuesta, considera que la cobertura de los medios denunciando racismo, sobre todo en el caso de los policías, ha sido exagerada.

“Me preocupan los prejuicios que veo en los medios, que se pasan todo el tiempo hablando de los malos policías y de los blancos malvados e ignoran el crimen y las desastrosas condiciones de amplios sectores de la juventud negra”, dice.

Bruemmer dice que no hay más que mirar un suburbio de St. Louis para verlo de primera mano.

“La idea está tan extendida entre la gente que conozco de que todo lo de Ferguson fue una farsa”, dice, “de que el manos arriba, no dispare” fue mentira, de que el agente policial se comportó correctamente y de que posiblemente salvó su propia vida”.

¿Racismo creciente?

Medir los cambios en las actitudes raciales es complicado, dice Eduardo Bonilla-Silva, profesor de sociología de la Universidad de Duke. Bonilla-Silva tiene una frase para describir la situación que ve hoy: “Nuevo racismo”.

“Después de los 60 y a principios de los 70, se desarrolló en cierta forma la mitología de que había desaparecido el racismo sistémico”, sostiene.

Según Bonilla-Silva, el racismo se mantuvo, pero de forma encubierta.

“El principal problema de hoy no es con los tipos de capucha, sino con los que visten trajes”, comenta.

“El nuevo racismo”, dice, se viene desarrollando desde hace décadas. Pero ha habido algo que ha cambiado en los últimos años: el acceso a los celulares y las redes sociales.

Las acusaciones de que la policía usa demasiada fuerza, en particular con los negros, por ejemplo, puede recibir hoy mucha más atención que nunca y de manera más rápida.

Las comunidades de color del país se pueden conectar más fácilmente, según Bonilla-Silva, y la gente está siguiendo patrones que los académicos venían discutiendo desde hace años.

“La gente hace sociología elemental. Y pueden conectar a Walter Scott, con los asesinatos de unos negros en una iglesia, con el ataque a una niña en el colegio”, dice. “Y por todo el país la gente va uniendo los puntos y dice: basta ya”.

¿Mayor conciencia?

Aunque la creciente tendencia de gente que ve el racismo como un gran problema en los últimos años es común a través de las diferentes líneas raciales, según la encuesta de CNN/KFF, la proporción es notablemente superior entre los negros y los hispanos.

Alrededor de las dos terceras partes de los negros (66%) y de los hispanos (64%) dijeron que el racismo es un gran problema, mientras que poco más de cuatro de cada 10 (43%) de los blancos dijo lo mismo. Hay más hispanos hoy que expresan que el racismo es un gran problema que en 1995, cuando menos de la mitad lo creía así. Entre los negros, la proporción de los que ven el racismo como un gran problema cayó de 68% en 1995 a 50% en 2011, pero ahora ha subido a 66%.


Las mayorías en los diferentes grupos opinaron que las tensiones entre los grupos raciales y étnicos en Estados Unidos han aumentado en los últimos 10 años. Apenas una cuarta parte dijo que siguen igual.

En algunas ocasiones, la forma en que la gente ve el racismo es como la decisión de un árbitro de béisbol, dice Glenn Adams, profesor de psicología de la Universidad de Kansas, que ha estudiado las percepciones del racismo.

“¿Está out o a salvo? Bueno, depende de a quién le vayas”, comenta. “A veces está claro en una u otra dirección, pero tendemos a verlo como queremos verlo”.

Adams cree que es probable que el nivel de racismo en Estados Unidos sea más o menos el mismo.

“Lo que ha cambiado”, dice, “es que más gente es consciente de ello”.

El conocimiento de la historia, el tener amigos que han vivido el racismo y el contexto personal son factores que contribuyen a tener una mayor conciencia del racismo, dice. Y ahora, agrega, hay otro factor en juego.

“La gente es más consciente por los videos de la violencia policial y la atención de los medios. Ahora los medios informan al respecto”, señala Adam. “Los negros tendían a saber de esto. Ahora los blancos están empezando a conocerlo más… Ahora, con estas pruebas, la gente tiene que reevaluar su idea de lo que es verdad y lo que es mentira y es más difícil negar las cosas”.

Lo mismo sucede con los reiterados incidentes de racismo en los campus universitarios, dice Bonilla-Silva, como el cántico que llevó a cerrar una fraternidad de la Universidad de Oklahoma o el nudo de horca que apareció colgando en Duke este año.

Es imposible minimizar los casos como incidentes aislados, dice, cuando estas situaciones ocurren en las escuelas y otras instituciones una y otra vez.

“El hecho de que siga pasando nos dice que no es un problema de unas manzanas podridas”, explica. “Quizás el problema esté en el manzano”.

‘Todos estamos en el mismo barco’

Por su complexión, algunos piensan que Rick Gonzales es italiano. A veces creen que es mexicano o del Medio Oriente. La experiencia, cuenta, le ha llevado a cuestionarse el significado de la raza.

“Obviamente es una etiqueta. Algo me dice que todos estamos en el mismo barco, pero separados en cierta forma. Nos dan nombres distintos”, dice Gonzales, un camionero de San Antonio de 49 años que participó en la encuesta de CNN/KFF.

La madre de Gonzales es de México y su padre estadounidense. Dice que los que están en el poder, blancos en su mayoría, se benefician de enfrentar a unos grupos contra otros. Y para él, los de piel más oscura están en desventaja. Por eso la raza y el racismo siguen siendo grandes problemas, asegura.

“Los que se llevan la peor parte son la llamada minoría… pero somos la mayoría porque siempre somos los que luchamos”, sostiene.

Sheryl Sims, una mujer negra de 59 años y maestra retirada de Atlanta, que participó en el sondeo de CNN/KFF, dice sentir el racismo cuando camina por su barrio.

“Es la forma en que la gente te desprecia”, dice, “o gira la cabeza cuando pasas”.

Las cosas eran peores hace 50 o 60 años, dice Alex Sproul. Pero ahora, este hombre de 24 años, que vive en San Francisco y formó tomó parte de la encuesta de CNN/KFF, alerta que ve el racismo acechar bajo la superficie.

De la disparidad de salarios al acceso al trabajo, Sproul cree que las minorías están en desventaja.

Sproul se describe como el resultado de una mezcla de razas: méxicoestadounidense y blanco. Dice que varios acontecimientos de los últimos años le han hecho sentir que la tensión racial va en aumento.

Uno de ellos, recuerda, fue la muerte a tiros en 2009 de Oscar Grant, un hombre negro desarmado que recibió disparos de un agente de policía en un andén del transporte público de San Francisco. Sproul dice que cuando se enteró del caso estaba mirando Facebook y vio las publicaciones de sus amigos.

“Ves más estas situaciones o extremos”, dice. “No sé si ya pasaba pero no había cobertura o si está ocurriendo con más frecuencia”.

¿Demasiada exageración?

Bruemmer, el ejecutivo publicitario retirado de St. Louis, dice que ve el racismo como un gran problema, pero no por los motivos que uno podría creer.

Muy a menudo, explica, los líderes aprovechan este tema en lugar de enfrentar el verdadero problema, que para él está detrás de muchos de los problemas de la sociedad de hoy: las familias rotas, sobre todo en la comunidad negra.

“El problema masivo que veo es que nuestros líderes, en los máximos niveles, ni siquiera quieren reconocer que existe el problema y por tanto dedican mucho tiempo a criticar a la policía, echando gasolina al tema y agravando los problemas”, sostiene.

El racismo es inevitable en cualquier sociedad, reflexiona. Pero ahora, teme que por el mal liderazgo aumenten las tensiones entre algunos grupos en Estados Unidos.

“Creo que el racismo y el odio de la raza blanca ha crecido a un punto en que es peor que en cualquier otra dirección… creo que la ira y el racismo son mayores de los negros a los blancos que de los blancos a los negros”, comenta.

En busca de algo en común

Es difícil sacar una conclusión clara sobre las razones por las que las respuestas a una encuesta pueden variar tanto, dice Mark Naison, profesor de historia y estudios afroestadounidenses de la Universidad de Fordham.

“La gente puede estar de acuerdo en que el racismo se ha agravado”, dice, “y estar en profundo desacuerdo sobre quiénes son los objetivos y las víctimas”.

“La ira en gestación” se ha exacerbado tras la elección de Obama, las dificultades económicas de los blancos de bajos inferiores y los cambios demográficos en el país.

“El racismo latente se ha vuelto más abierto porque mucha gente se siente amenazada”, explica.

Pero Naison también se ha percatado de un cambio significativo en sus clases.

“La gente es capaz de tener empatía, comunicarse y hablar con honestidad con gente de otra raza mucho mejor que hace cinco años, y ciertamente más que hace 10 o 20 años”, afirma.

¿Por qué? Nailon responde que el mundo cambiante en el que viven los estudiantes, lleno de familias y amistades multirraciales, ha jugado un importante papel. Un video de un policía dando una paliza, resuena entre la gente porque ya no miran a los involucrados como a unos extraños.

“No es simplemente un tipo por ahí”; dice. “Podrían estar golpeando a mi primo o a mi novio”.

La mezcla de esa “ira en gestación” y la mayor empatía es una ecuación complicada, dice, y se suma a toda la gente que habla de raza y racismo.

Y es una conversación que, según Naison, no va a desaparecer en el futuro inmmediato. Si gente de diferentes contextos puede abrirse sobre los temas que le preocupan y encontar lo que es común, podría ser algo muy positivo, dice Naison, como una sesión nacional de terapia.

“Es una conversación difícil”, advierte. “Pero nuestra historia es difícil. Nuestro presente es difícil y necesitamos hablar de ello”.

Sobre la encuesta

La encuesta de CNN/Kaiser Family Foundation se realizó entre el 25 de agosto y el 3 de octubre de 2015, entre una muestra aleatoria a nivel nacional de 1.951 adultos, que incluyó a 501 negros y 500 hispanos. Los resultados de todos los grupos se han ajustado para reflejar su distribución nacional. Las entrevistas fueron realizadas con teléfonos fijos y celulares convencionales, en inglés y español, por SSRS of Media, PA. Esta encuesta fue desarrollada y analizada por CNN y personal de Kaiser Family Foundation (KFF). Los resultados de la muestra completa tienen un margen de error de más / menos 3 puntos porcentuales; los resultados basados en los negros o hispanos tienen un margen de error de más / menos 6 puntos porcentuales.

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