Las crisis provocan profundos cambios en las familias. Las más afectadas, son aquellas personas (sobre todo mujeres) de entre 45 y 60 años, que deben hacerse cargo tanto de sus padres mayores como…
Por Sylvia I. Q.
Las crisis provocan profundos cambios en las familias. Las más afectadas, son aquellas personas (sobre todo mujeres) de entre 45 y 60 años, que deben hacerse cargo tanto de sus padres mayores como de sus hijos adultos… Si éste fuera su caso o el de alguien conocido, no deje de leer el siguiente artículo.
Más de una vez, las comedias televisivas de todo el mundo representaron la vida una familia extendida, viviendo todos en el mismo hogar. Allí, podíamos ver la ternura de los abuelos, la sana rebeldía de los hijos adolescentes, o los sinsabores que les significaban a los hijos más adultos tener que enfrentarse con el “mundo real”, todo rodeado en un clima de camaradería, alegría, y buen humor. Sin embargo, la realidad no es exactamente la misma. Esto es lo que señalan aquellas personas de mediana edad que tienen a su cargo tanto a sus padres ancianos como a sus hijos adultos jóvenes. Ninguno de ellos reniega del amor que sienten hacia los mismos, ni tampoco del fundamental apoyo que los mismos brindan a su vida, pero todos coinciden en afirmar que es muy duro y desgastante tener que soportar, tanto en el plano económico como afectivo, tanto a padres como a hijos.
Así, estas personas, que suelen tener entre 45 y 60 años y a la que los expertos denominan como parte de la “generación sándwich”, -por el hecho que han quedado “atrapadas” entre la necesidad de atender a sus padres e hijos-, se ha acostumbrado, no sin mucho esfuerzo, a educar a sus hijos pequeños, consolar y apoyar económicamente a sus hijos adultos jóvenes pero desempleados, y a cuidar, llevar al médico, y asistir económicamente a sus padres ancianos, intentando, en el medio, no perder de vista su relación de pareja.
El término de “generación sándwich” fue señalado por el psicólogo norteamericano Quaeshi Walker, quien advirtió que la crisis global de los últimos años había provocado que muchos hijos retrasen su partida del hogar (o vuelvan al mismo) y que muchos padres mayores se dirijan a vivir con sus hijos, por el hecho de no poder afrontar un cuidado médico con gastos cada vez más onerosos.
Pero… ¿Por qué se considera relativamente reciente a este fenómeno? Esto tiene relación con el empobrecimiento que ha venido sufriendo, desde hace unas tres décadas a la fecha, gran parte de las familias de clase media.
El primero de estos tipos de Estado, se encargaba que sus ciudadanos gocen de un servicio social mínimo, que proveía trabajo, asistencia médica, y jubilaciones acordes para poder desarrollar una vida digna. Pero una vez que las grandes corporaciones lograron sacar del centro al Estado regulador, para tomar todos estos servicios en sus manos y hacer de ellos un negocio, comenzó a verificarse un paulatino pero sostenido deterioro social que hoy en día puede ser visto, entre muchas otras cosas, con este modelo de convivencia familiar.
Si bien es cierto, como se señaló, que la mayoría de las familias gozaban en varios puntos de esta convivencia familiar, no menos real es que muchos terapeutas familiares afirman que cada vez son más las consultas que reciben a causa desavenencias entre padres, hijos, abuelos, o entre las mismas parejas, que deben tener a su cargo a toda la familia, lo cual les hace perder intimidad y tiempo para disfrutar en soledad. Estos problemas, afirman los especialistas, tienen su correlato en el sistema inmunológico, por lo que es muy frecuente que las personas pertenecientes a la “generación sándwich”, -en especial las mujeres, que suelen involucrarse más con los cuidados de su familia, tanto por factores intrínsecos como por presiones sociales, por lo que también padecen trastornos psicosomáticos diversos, como estrés, contracturas, gastritis, insomnio, fatiga crónica, irritabilidad, hipertensión, angustia y, muchas veces, un muy mal humor.
Pero todos estos problemas no son exclusivos de la “generacion sandwich” porque también existe una sensación ambivalente de culpabilidad entre los padres e hijos que conviven con la “generación sándwich”, sino que las otras personas se sienten responsables de generarle problemas como los descritos, pero por otro, no pueden dejar de depender de estas personas.
Pero a pesar de los conflictos, son mayoría las personas integrantes de estos grupos familiares que afirman haber aprendido muy bien a convivir, mediante el respeto y la comprensión mutua, y que, de hecho, sienten fundamental el apoyo que cada miembro de la familia brinda a su prójimo, un apoyo del que tal vez carecerían si no tendrían este tipo de convivencia.
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