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¿EXISTEN LOS HOYOS NEGROS?

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Uno de los grandes problemas de la astrofísica son los hoyos o agujeros negros, esas estrellas que ni son negras, ni están horadadas, ni se les puede ver. ¿Entonces…?

    Durante largo tiempo, los llamados hoyos o agujeros negros que hay en las galaxias han sido motivo de discusiones entre la comunidad científica, hasta que los físicos comprendan mejor la evolución de estos objetos celestes.

  Por décadas, esos fantasmas cósmicos han desatado las pasiones de los investigadores. El mismo Albert Einstein, quien había predicho su existencia en su teoría general de la relatividad, no estaba demasiado seguro de que semejante incongruencia pudiese existir.

 Son una rareza cósmica que devora cuanto pasa a su alcance, un agujero negro es un astro que se ha hundido varias veces sobre su propio peso volviéndose más compacto con cada hundimiento. Tan compacto que su voracidad atraerá hasta el mínimo grano de polvo de luz que pase cerca y que no dejará que nada, absolutamente nada, escape de su vientre, ni siquiera luz, lo que explica que sea invisible. Los astrónomos los llamaron primero astros ocluidos, y el astrofísico estadounidense John Weeler les dio el apodo de agujeros negros: un nombre tan oscuro como su naturaleza, para un objeto que ni está horadado ni es negro.

 A partir de las teorías de Isaac Newton se sabía que los objetos se atraen recíprocamente, y más aún si están cerca unos de otros y mientras mayor sea su masa. Pero era difícil suponer que una estrella pueda volverse tan gigantesca que nada puede sustraerse de su fuerza de gravedad.

  Los cálculos teóricos parecen confirmar que, para convertirse en un agujero negro, nuestro Sol, por ejemplo, debería comprimir sus 10/x/30 kilos (10 seguidos de 30 ceros) en una esfera de 1 kilómetro de radio, y la Tierra juntar sus 10/x/25 kilos en una canica de 1 centímetro de radio. ¿Cómo se pueden imaginar densidades de materia tan elevadas y qué fuerza sería capaz de compactarlas así? Y, sobre todo, ¿Cómo probar la existencia de un astro que se oculta ante nuestra vista?

              COMO VER LO INVISIBLE
  Ahora bien, si prácticamente existen los agujeros negros, ¿entonces teóricamente cómo se pueden descubrir? Los astrofísicos no han podido observarlos directamente, pues son invisibles. Por lo tanto, sólo les queda buscar las señales indirectas de sus presencia. Por ejemplo, las estrellas dobles, que viven en pareja y giran concertadamente, pueden ser ricas en enseñanzas: si una de las dos evoluciona en un agujero negro, empieza entonces una larga agonía para la otra. Toda la materia que la compone es aspirada por su compañera, hasta que ésta la absorbe totalmente. Sin embargo, el flujo de polvo en espera de ser absorbido forma un disco, bautizado como disco de acreción, en torno del astro. Este disco de acreción gira en torno del astro central a una velocidad que está en relación directa con la masa del agujero negro, que entonces es posible calcular.

                     INDICIOS PRECIOSOS
  La mayoría de los científicos no ponen en duda la existencia de los agujeros negros. Aunque invisibles, algunos parecen haber sido detectados: uno en el centro de la galaxia M 107; otro, recientemente, en la galaxia M 106, a 21 años luz de nosotros. También se ha llegado a pensar que todas las galaxias tienen en su centro un agujero negro gigante.

 En espera de que esta hipótesis se compruebe, esas estrellas misteriosas podrían revelar la clave de otro misterio; la masa oculta del Universo. En efecto, como las galaxias están en rotación como en una inmensa centrifugadora, cada objeto que se encuentra en la periferia sólo es retenido por la masa del conjunto de los objetos presentes en el centro. Como en una doma de caballos, en donde se debe uno sujetar más firmemente cuanto más rápidamente se gira, la fuerza que retiene los astros periféricos debe ser más grande si van más rápidos; debe ser ejercida por tanto por una masa mayor.

  Ahora bien, los astrofísicos coinciden en aceptar la teoría de que existen uno o varios enormes agujeros negros situados en el centro del Universo y que estos son viejas estrellas decadentes que mientras más se hunden sobre sí mismas bajo su propio peso, más densa se vuelve y más atrae a todo lo que está a su alcance, incluso los rayos luminosos que ella misma emite.

  Pero a pesar de todo lo anterior, la existencia de los hoyos o agujeros negros, sigue siendo uno de los Enigmas y Misterios que la humanidad aún tiene por resolver y entender.

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