EFE
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que ayuda en las pesquisas sobre la desaparición de 43 estudiantes en 2014, divulgó hoy sus conclusiones sobre la muerte de Julio César Mondragón, que apuntan a una “golpiza severa” y coinciden en general con las de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)…
En un comunicado conjunto con el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan”, que representan a los padres de las víctimas, el EAAF refirió que el pasado 30 de junio entregó su dictamen sobre identificación, causa y circunstancias de muerte del joven Julio César Mondragón Fontes.
El documento fue entregado al juez del fuero local del estado mexicano de Guerrero donde se encuentra radicada la causa penal iniciada por este homicidio.
Mondragón es una de las seis personas asesinadas en la noche del 26 al 27 de septiembre del 2014 en Iguala, Guerrero, donde desaparecieron también 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
El EAAF refirió que, a petición de los padres, los restos de Mondragón fueron exhumados el 4 de noviembre de 2015 y trasladados a Ciudad de México, donde fueron examinados por peritos del propio Equipo Argentino y la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía) antes de ser reinhumados el 12 de febrero de 2016.
Las conclusiones del EAAF corroboran la identificación de los restos como pertenecientes a Mondragón, así como que la muerte del joven se produjo como consecuencia de traumatismo craneoencefálico por instrumento contundente.
En cuanto a la existencia de tortura, apuntó que “las fracturas en cráneo ocurridas alrededor del momento de la muerte observadas en este examen fueron severas y abarcaron especialmente el lateral derecho, base de cráneo, área posterior y fragmentación masiva en cara”. También documentó más lesiones en otras partes del cuerpo que no habían sido registradas en la autopsia inicial.
“No se encontraron lesiones compatibles con el paso de proyectil de arma de fuego”, destacó.
En coincidencia con el dictamen de la CNDH, los expertos consideraron que una herida producida en el cuello “presenta por un lado huellas de actividad de fauna” producidas después de la muerte. Sin embargo, añadieron que “también presenta áreas con sospecha de intervención de instrumento cortante”.
“Lamentablemente, a más de un año después de su fallecimiento y enterramiento, y luego de diferentes intervenciones medico forenses realizadas después de su fallecimiento, los restos ya no se encuentran en las mismas condiciones para su examen que en septiembre del 2014 cuando sucedió el homicidio y no nos permiten ahondar en mayor detalle en este aspecto”, señalaron.
El EAAF recalcó que “el alto número de lesiones, su severidad y su ubicación en el cuerpo escenifican una golpiza severa con múltiples impactos en zonas de vital importancia como son el tórax y el cráneo”.
Si bien dijo que corresponde al ministerio público y a las autoridades judiciales determinar si hubo tortura, “desde la perspectiva de la familia de Julio César y la coadyuvancia, las conclusiones de los nuevos estudios indican que esta línea de investigación es prioritaria y debe agotarse”.
Este lunes, la CNDH afirmó que Julio César Mondragón, alumno de Ayotzinapa encontrado desollado el 27 de septiembre de 2014 en Iguala, murió por traumatismo craneoencefálico y pidió también una investigación por tortura.
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