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FUMAR ES UN PLACER GENIAL, SENSUAL… PERO LETAL

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l tabaco existe desde hace siglos, pero, a partir del siglo XX, un cigarrillo balanceándose entre dos dedos fue imagen inherente, a través del cine o la televisión, con el mensaje de que fumar nos hacía más seductores, más independientes, más duros y hasta más vaqueros, sobre todo si en la otra mano se sujetaba un vaso de whisky, pero la realidad es que ese glamur ha tenido funestas consecuencias en la salud de la población mundial.

La Asamblea Mundial de la Salud, máximo órgano de decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), perteneciente a las Naciones Unidas, instituyó en 1987 el Día Mundial sin Tabaco, que se celebra el 31 de mayo de cada año, para llamar la atención mundial hacia la epidemia del tabaquismo y sus efectos perjudiciales para la salud.

UN CONSUMO EN DECLIVE.

En el último informe de esta organización, de 2021, se señalan las tendencias mundiales en el consumo del tabaco, donde la OMS estimaba que “actualmente, hay 1.300 millones de consumidores de tabaco en el mundo, frente a los 1.320 millones de 2015 y se espera que esta cifra descienda a 1.270 millones en 2025”.

Los Estados Miembros de la OMS se agrupan en seis regiones: región de África, región de las Américas, región de Asia Sudoriental, región de Europa, región del Mediterráneo Oriental y región del Pacífico Occidental.

América ha sido la región que ha experimentado un mayor descenso en la prevalencia del consumo de tabaco, donde la tasa media de su consumo ha pasado del 21% en 2010 al 16% en 2020.

HISTORIA Y USOS DEL TABACO

Pero la historia del tabaco y sus usos por el ser humano tienen un origen muy lejano en el tiempo y fueron los primeros conquistadores españoles quienes lo descubrieron e importaron a Europa, aunque ya estaba extendido por todo el continente americano. Investigaciones sobre el origen de la hoja del tabaco lo sitúan en la zona andina entre Perú y Ecuador, donde datan sus primeros cultivos entre los 3.000 y 2.500 años a. C.

Inhalar y exhalar el humo del tabaco era una de las formas comunes de su consumo en América del Sur, pero además tenía multitud de otros usos. El tabaco también se masticaba, se comía, se bebía, se untaba sobre el cuerpo y se usaba como remedio medicinal en forma de gotas para los ojos y en enemas.

También, el tabaco tenía un uso ritual con un sentido protector, así su humo se soplaba sobre el rostro del guerrero antes de la lucha, se esparcía sobre los campos antes de la siembra, se ofrecía a los dioses, se dispersaba sobre las mujeres antes de una relación sexual y era utilizado como narcótico.

El tabaco fue conocido con la llegada de Cristóbal Colón y su tripulación, en 1492, que lo conocieron por su uso común entre los mayas, y para los que esta planta recibía el nombre de ‘Cikar’ (fumar).  Al regreso de su viaje, su uso, lentamente, pero de forma muy exitosa, se extendió a toda Europa, donde recibió el nombre derivado de la palabra árabe ‘tabbaq’, que se refería en ese idioma a diversas plantas medicinales.

CASTIGADO POR ECHAR HUMO POR LA BOCA COMO EL DIABLO.

Pero no fue tan fácil la introducción del tabaco.  Dos compañeros en la aventura trasatlántica de Cristóbal Colón, Rodrigo de Jerez y Luis de la Torre, fueron los primeros en conocer su uso, con la mala suerte de que el primero, al enseñar su uso en España, fue acusado de brujería por la Inquisición, que consideró que sólo el diablo podía echar humo por la boca, por lo que fue encarcelado.

Las primeras semillas de tabaco llegaron a Europa gracias a la intervención del monarca español Felipe II, quien encargó, en 1577, al médico y botánico Francisco Hernández de Boncalo recoger del Nuevo Continente semillas de esta planta desconocida en Europa.

Estas primeras semillas fueron plantadas en los alrededores de la ciudad de Toledo (Castilla- La Mancha, centro de España), en una zona llamada los Cigarrales, nombre que reciben las fincas señoriales de recreo rodeadas de huertos, por ser zonas invadidas con frecuencia por cigarras. Y en esos Cigarrales se inició el cultivo del tabaco en Europa, por lo que, algunos historiadores consideran que de esas primeras plantaciones toledanas procede el nombre de cigarro.

El uso del tabaco, en el Viejo Continente, comenzó a extenderse entre todas las clases sociales de la población en el siglo XVIII con la Revolución Industrial, aunque desde el siglo XVII se había comenzado a expandir también a Asia.   En el siglo XIX, su consumo comenzó a ser una moda que, en el XX, se convertiría en uno de los problemas de salud más graves de la sociedad moderna.

Aunque, en la actualidad, las estadísticas que maneja la OMS reflejan un descenso en el uso del tabaco entre todas las poblaciones del mundo, las advertencias de esta organización no cejan en su empeño, y en su último informe asegura que “cada año se registran más de ocho millones de defunciones relacionadas con el consumo del tabaco”. Y como cantaba la artista española Sara Montiel: “Fumar es un placer genial, sensual…”, pero también letal.

Isabel Martínez Pita / EFE-Reportajes

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