¡Increíble, pero cierto!, lejos están quedando los días en que la mayoría de los migrantes indocumentados que llegaban a Estados Unidos desde México eran en su mayoría hombres. Ahora resulta que las m
¡Increíble, pero cierto!, lejos están quedando los días en que la mayoría de los migrantes indocumentados que llegaban a Estados Unidos desde México eran en su mayoría hombres. Ahora resulta que las mujeres, el mal llamado “sexo débil” son un poquito más de la mitad de quienes arriesgan sus vidas y sus destinos, cruzando la frontera sin papeles y desafiando con el mismo valor y coraje a las “garras de la Migra”.
Según la Cámara de Diputados de México, en el 2007, fueron cerca de 560 mil mexicanas y mexicanos (como diría Chente Fox) los que literalmente salieron huyendo de su patria en busca del sueño americano. 310 mil habrían sido mujeres, es decir, el 50.5 por ciento. ¿Qué es lo que pasa?, -surge de inmediato la pregunta-. Indudablemente, las oportunidades de trabajo para la población en general siguen siendo muy limitadas en el país Azteca. Pero más aún para las mujeres.
El mito del “macho mexicano” sigue tan vigente como en el siglo pasado y por eso los hombres continúan obteniendo mejores puestos y salarios. Sin embargo, la realidad demuestra que las mujeres mexicanas son capaces de hacer hasta los trabajos más difíciles y peligrosos. Martha Villaseñor, especialista en estudios de género de la Universidad de Guadalajara, señala que en la última década se reportó más de un millón de riesgos de trabajo relacionados directamente con mujeres que laboran en México. Lo más triste de todo, es que aún, cuando lleguen a cruzar y a trabajar a Estados Unidos, la gran mayoría de las mujeres latinas en general seguirán siendo discriminadas en sus trabajos y más si no cuentan con sus documentos en regla.
Las consecuencias de todo esto que les platico son sin duda muy graves para la sociedad, aquí y allá. Desunión familiar, divorcios, hijos desatendidos y sobre todo una enorme frustración entre las mujeres que quieren salir adelante pero se topan con la misma pared machista en este lado de la frontera. Es por eso que, a través de esta columna, quiero enviar un abrazo muy fuerte a todas ellas, aprovechando que el pasado 8 de marzo fue el Día Internacional de la Mujer. Como dice la canción, “no queda otro camino que adorarlas”…… Digan lo que Digan.
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