Cuando vi a mi hijo Uriel salir de su recámara una hora después que lo había mandado a dormir, me enfurecí tanto que comencé a reprenderlo ¿Pero qué estás haciendo aquí a estas horas? Deberías estar d
Cuando vi a mi hijo Uriel salir de su recámara una hora después que lo había mandado a dormir, me enfurecí tanto que comencé a reprenderlo ¿Pero qué estás haciendo aquí a estas horas? Deberías estar durmiendo! -continuaba regañándolo cuando de repente el me interrumpió con un grito de alborozo: –¡Por fin lo terminé mamá!– Mi tono severo se desvaneció cuando comprendí su alegría y entonces nos pusimos a charlar acerca del maravilloso cuento que acababa de leer y por lo cual se sentía feliz: era la historia de un niño aburrido y berrinchudo llamado Milo y del viaje que hace un día en su coche de juguete con una runfla de personajes fantásticos que transforman su vida. Recuerdo haber leido ese cuento por primera vez cuando tenía diez años, y hasta la fecha, conservo el resumen que escribí como tarea de la escuela.
EL DELEITE DE LEER
Algunos padres se vuelven locos cuando sus hijos aprenden a caminar, a lanzar una pelota de béisbol, a tocar las teclas de un piano o al contemplar como se zambullen con gracia en el agua. Yo no fui la excepción: el día que descubrí que mi hijo sabía leer fue uno de los más felices de mi vida. Los libros proporcionan una gama infinita de territorios de explorar y conocer, y, al mismo tiempo, una entrada al mundo real. Por tal motivo, todo padre se sentiría muy dichoso si al crecer, su se convirtiera en esa clase de personas para quienes decorar la casa consiste principalmente en atestarla de libros por doquier. Y es que sin duda alguna, los libros son la mejor inversión que toda persona puede hacer. Fue así que, al contemplar el rostro de mi hijo cuando me dijó “¡Ya lo terminé mamá!” comprendí que lo que había leído, le había dejado una marca imborrable. Desde entonces, mi hijo y yo leemos un libro cada noche, y con el tiempo la lectura se ha convertidoen un hábito para él, algo que a mi, me hace sentir plenamente orgullosa y feliz.
COMO INCULCAR LA LECTURA
Los niños descubren la lectura a distinta edad y por caminos diferentes. Pero, aún así, los padres pueden hacer muchas cosas para ayudar a sus hijos a adquirir el hábito de leer y disfrutarlo toda la vida. Los siguientes consejos le ayudarán mucho al respecto: Comience por sus libros favoritos: Hasta que descubra qué le agrada leer a su hijo, escoja historias que usted haya disfrutado de pequeño y otras que aviven la fantasía. Si a usted le encantó cierto libro, es muy probable que su hijo también se deleite leyéndolo. Este proceso puede resultar más fácil si acude a una biblioteca y le pide al encargado que le recomiende autores y obras que les gusten a los niños.
Convierta el gusto en hábito: Si quiere que su hijo se aficione a la lectura, dedique sin falta, un tiempo fijo cada día a disfrutar un libro juntos. Bastan de 15 a 30 minutos, o el tiempo que haga falta para leer una historia o un capítulo completo. De este modo, el joven lector tendrá oportunidad de relajarse y concentrarse en la trama del relato.. Ponga el ejemplo: Su hijo lo observa cuando usted lee, y si no percibe en su rostro señales de estar disfrutando, lo hará pensar que leer no es muy divertido. No importa cuán cansado esté: procure no leer con desgana. ¡Apasiónese con la historia! ¡Deje que emerja el actor que lleva dentro! Si da la impresión de estar aburrido, no espere entonces que el niño se entusiasme. Túrnese para leer: Conforme sus hijos se familiaricen con los libros, anímelos a que lean para usted, a que interpreten los personajes. “Leer” también puede significar pedirle a un niño muy pequeño que le cuente una historia conocida o inventada mientras usted lo observa con atención.
Frecuente bibliotecas y librería: Fórmese el hábito de llevar a su hijo a la biblioteca por lo menos un par de veces por semana y trate de llenar de libros los estantes de su cuarto. Obsequie libros en los cumpleaños o días festivos y anime a sus amigos y parientes a hacer lo mismo. Así que la próxima vez que vaya a las tiendas dispuesto a comprarle algo a su hijo, en vez de comprarle aquel juguete o videojuego que tanto anuncian en la televisión, mejor opte por comprarle un libro: es más barato que cualquier otra cosa y lo mejor… Es la más valiosa inversión que puede hacer para el futuro de sus hijos!
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