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Internet, democracia y capitalismo

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Internet, democracia y capitalismo
 
Por: Dr. Humberto Caspa
 
A estas alturas del período del Internet, de la revolución social que trajo Facebook y de otros utensilios mágicos del ciberespacio, la democracia debería haberse robustecido y adquirido algún tipo de autonomía frente al sistema económico capitalista.
 
Todavía falta mucho para que gocemos de una democracia independiente, participativa, individualista y filosóficamente liberal.
 
En las elecciones de 2008, el poder del Internet pareció crearnos un camino ejemplar hacia la democracia participativa o aquel proceso electoral donde el interesado a ser gobernado (ciudadano) encuentra en la sociedad los mecanismos para restablecer y reivindicar sus intereses individuales y políticos en forma libre y soberana.
 
A inicios de esta era, los núcleos de dominación del sistema económico prevaleciente todavía no aparecieron.  Muchos usuarios del Internet, particularmente jóvenes, se comunicaban e intercambiaban libremente ideas de gobierno, propuestas políticas a nivel local y nacional sin alguna traba por parte del gobierno u otras organizaciones políticas.
 
Las críticas y propuestas propositivas relativas al gobierno entraban y salían por el espacio cibernético sin ningún problema.
 
Y en ese sentido, no sólo la persona encargada de publicar la información ha tenido derecho a hacer pública su opinión, sino aquellas personas que leen y están interesados en los temas que son publicados diariamente o semanalmente en este medio de comunicación.
 
Por su parte, los otros medios de comunicación convencionales, particularmente las cadenas de televisión, que raras veces invitan a la participación individual, a menudo sucumben ante las grandes fortunas de quienes tienen posibilidades de pagar carísimos spots de televisión.
 
Asimismo, algunas cadenas de televisión se prestan al prebendalismo o permiten que personas asociadas y vinculadas a estos organismos de comunicación puedan hacer uso de sus servicios sin controles y balances.
 
Los de abajo o una persona común y corriente, casi nunca tiene la oportunidad de hacer público sus inquietudes e intereses políticos a través de estos medios.
 
Sin embargo, difícilmente podemos negar la existencia de un crecimiento relativo de democracia participativa con el surgimiento del Internet.  Empero, a medida que el Internet se convierte en un mecanismo más de los grandes magnates y poderosas empresas económicas, esta forma de comunicación poco a poco se tansforma –como la televisión y la radio– en órganos de manipulación de esas elites económicas 
 
A la hora de la verdad y casi como siempre, los fajos de dinero se imponen.  El peso de las elites económicas es mucho mayor durante el proceso electoral a la presidencia.
 
Hoy como nunca los magnates del petróleo, las corporaciones de Wall Street, las empresas financieras de Wall Street, los CEO de las diversas compañías y toda una gama de millonarios del universo empresarial norteamericano, tienen mayor peso en la elección del primer líder político de este país.
 
Facebook recientemente se lanzó en el mercado bursátil de Wall Street.  Al hacerlo permitirá que los grandes inversionistas tengan más acceso a estos medios de difusión.
 
A pesar de que en este momento, los usuarios del Internet tienen una libertad relativa para exteriorizar su información independientemente, dentro de uno años –tal vez meses– esa libertad se perderá paulatinamente y dejará que los grandes asociados económicos puedan generar mayores ganancias. 
 
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Ecomonics On The Move.
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