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¿Qué hago?… Mi esposo no quiere salir a trabajar

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  Cuando la mujer decide casarse o irse a vivir con un hombre, es indispensable que se establezcan cuáles serán  las responsabilidades de cada uno. Ambos deben de estar de acuerdo en ese ‘detalle’ para evitar malos entendidos. 
 
   Ahora bien puede suceder que eventualmente él se quede sin trabajo y ella asuma toda la responsabilidad económica del hogar, pero eso no quiere decir que él ya no quiera seguir trabajando.
 
  Cuando el dinero no llega a fin de mes y ya no vale el ir al supermercado más barato; cuando es necesario que los dos trabajen y, sin embargo el hombre, que social y tradicionalmente tiene la mayor responsabilidad económica, no quiere salir de casa para buscar trabajo, esto es factor de que el ambiente entre la pareja sea tenso, ya que si es solo uno de los dos quien lleva la carga económica, la presión hará que se encuentre cada vez más nervioso y que acuse a su compañero de los problemas existentes. 
 
  Si nos encontramos en una situación así, tendremos que valorar si estamos siendo objetivos. Cuando la necesidad aprieta podemos dejar de ser objetivos y las críticas que lanzamos a nuestra pareja pueden dejar de ser justas. 
 
  Debemos hacer un análisis de la situación ¿Realmente nuestra pareja es un vago o existen otros motivos por los que no trabaja?, ¿realiza tareas en casa y otro tipo de labores?, ¿es muy exigente consigo mismo y no acepta lo primero que aparece? 
 
  Si la mujer puede con el paquete económico de la familia, puede ser que el hecho de que él no trabaje, no represente mayor problema, siempre y cuando, como se dijo anteriormente, él colabore con las labores del hogar; pero la situación se complica y los problemas empiezan cuando el hombre es un holgazán que se pasa el día entero tirado frente al televisor y con el control en la mano. Si nos encontramos con alguien que no quiere colaborar desde ningún área, entonces será el momento de replantearse la situación y decidir si estamos dispuestas a compartir nuestra vida con alguien que quiere que lo mantengan y que no está dispuesto a hacer algún esfuerzo para aportar a la relación.
 
    Estamos de acuerdo en que existen personas poco responsables, que no se hacen cargo de su situación y que siempre delegan en los demás, incluso culpabilizándoles de sus fracasos y no aceptando sus limitaciones. Sin embargo, una vez descartado que se pueda tratar de eso, está claro que nuestra pareja tiene algún problema por resolver que no le deja salir al mundo laboral. Las etiquetas negativas no son buenas aliadas en estos casos porque ponen a la persona bajo un nombre que no puede ser el correcto. Incluso puede existir un fracaso laboral anterior que hace que la persona se sienta en una especie de depresión encubierta con la cual genera ideas de indefensión ante el mercado laboral y sus exigencias.
 
  Otro factor puede ser el nivel de exigencia personal que tiene esta persona. Si se exige poco a sí mismo y se conforma con lo mínimo, tal vez no tenga ganas de trabajar, o trabaja solo el tiempo imprescindible para poder vivir del desempleo; esto no implica que no sea responsable, sino que está habituado a vivir sólo con lo necesario y a vivir al día; si vas a iniciar una relación con él o si ya eres su pareja tienes dos opciones: pensar muy bien si podrás vivir al día sin organizarte de antemano en lo que a la economía se refiere o si abandonas a esta pareja porque no tiene los mismos objetivos que tú. 
 
  Así que, amiga mía, por mucho que ames a tu hombre, si está en edad y condiciones de salud para trabajar, pero notas que ya no desea hacerlo, y si no estás dispuesta a mantenerlo, habla muy claramente con él y recuérdale aquello de que cuando la necesidad entra por la puerta, el amor sale por la ventana. ¡Buena suerte!
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