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La Columna del Lic. Vidriera 4-2014

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Por Mario Soto Centeno

  Están invitando a un viaje a Marte, ¿quién se apunta? Yo no, gracias, yo aquí me quedo.

  Un problema de este viaje es   que no hay boleto de regreso.  La organización holandesa Mars One, que es un negocio privado,  anunció el año pasado que estaban abiertas las inscripciones y, en dos por tres, cientos se anotaron como voluntarios. (Y muchos más apuntaron a sus suegras y otros parientes, porque dicen que Marte está en casde la Ch..)

   Todo el tiempo, el deseo de aventura ha movido a los hombres a ir a lugares lejanos, a tierras desconocidas, a escalar las montañas más altas y a bajar a los abismos más profundos (y hasta al apartamento de la vecina). Ejemplos hay muchos en la historia en que ni los peligros ni el miedo natural a lo desconocido desanimaron a personajes como Colón, Magallanes, mi tío Hernando de Soto y muchos otros que hubo antes y que habría después que ellos.

  Sin duda que ésta va a ser una aventura sin precedentes. Y aunque a muchos les gustaría, no le entran porque el ese les hace así ***  (mis razones son otras).

   Los interesados tienen que ser sanos, por supuesto, fuertes, adaptables, ingeniosos y capaces de trabajar en equipo, y a lo mejor también los va a escoger por la apariencia física, pues dicen que todo el proyecto será transmitido por televisión: desde la selección de los “afortunados” (o desafortunados, ya veremos) que se hará al estilo de los programas “reality” de tv, hasta el amartizaje y la vida extraterrestre.

   No creas, está tentadora la invitación, pero primero habría que hablar de dinero… no, no, no hay que preguntar cuánto cuesta… Hay que preguntar cuánto van a pagar, que es diferente; aunque si les explican a algunos que estarán más cerca del cielo, puede ser que paguen…. bueno, también, si somos realistas, hay que admitir que otros pagarían por estar lejos de la tierra, que porque aquí vivimos como gatos y perros… como tú comprenderás, eso a muchos no les gusta, o son de los que se creen dueños de todo el universo y les estorbamos los demás .

    De cualquier manera , bien o mal pensado, yo aquí me quedo. Ya una vez dejé un suelo querido, que no sabía que lo quería tanto, sino hasta que me retiré mucho de él para trasplantarme a otras tierras, pero ahora de viejo, por allá muy en el fondo, en algún doblez del alma siento algún remordimiento de no haberme quedado en mi tierra a luchar por un México mejor, por no haberme quedado a trabajar para que allá se dieran las condiciones para realizar sueños como las que creíamos que se daban acá en la patria adoptiva. ¿A poco a ti no te ha dado alguna vez, en el algún rincón del alma, un algo de vergüenza, de arrepentimiento de haber abandonado el país y correrle a una situación incómoda en vez de haber luchado por cambiarla?…  Te aseguro que hay muchos que si fuéramos bien sinceros tendríamos que admitir que por querer queso caímos en la ratonera (¡querías norte!) y ahora aunque quieras  regresar a tu tierra, no lo haces  porque no tienes ni a qué, ni a dónde ni con qué…..   Estamos en la telaraña, como las moscas, pues… yo sé que no es tú caso pero de muchos sí.

  No, yo no me voy a Marte ni aunque paguen bien o me hagan artista de tv,  Para después andar añorando la tierra y consolarse con verla en las noches como una canica de mármol azul, y para luego pedir que cuando me muera en Marte hagan una colecta para que me manden a descansar en mi Tierra… linda y querida…, si muero lejos de ti….

   No, señor, de este planeta no me sacan. Yo todavía creo que este mundo tiene remedio, todavía creo que vale la pena luchar por hacer la vida en el mundo más llevadera… más humana, más compartida, menos peleada… y menos pelada. Todavía creo que aquí hay campo, comida y recursos para los que somos y los que seremos…

  Nomás imagina lo mucho que podríamos cambiar esta tierra si en lugar de tener millones de muchachos encorralados… encuartelados, enseñándolos a matar, los soltáramos por los campos, no de batalla sino de labranza y los enseñáramos a arar, te aseguro que así como son buenos pa’ la bala podrían salir buenos para labrar-la tierra y en lugar de tanques les diéramos arados, y que los barcos de guerra se usaran para la pesca y… ¡Uh, otro mundo! ¿para qué fregaos queremos ir a Marte!…     Ahora, nomás imagina lo que sería de este mundo si a los ricos deportistas profesionales tan buenos para el ejercicio, los pusiéramos, junto con todos sus fanáticos que llenan los estadios todos los días, que los pusiéramos, digo, a sembrar y a cosechar comida para los hambrientos, y buscar agua para los sedientos… y que en lugar de gastar millonadas en estadios gastáramos en universidades y escuelas y en lugar de organizar campeonatos deportivos, olimpiadas y competencias de meter una bola en un aro o en un cuadro, gastáramos no en competencias sino en convivencias académicas… ¡otro mundo! ¿Cómo que pienso como marciano?…si así piensan los marciano, piensan mejor que nosotros..

…. chín! ya se me acabó el papel, y nomás por falta de papel no puedo componer este mundo. Con  cinco renglones más y… bueno, otra vez será…

          Hasta la próxima….    licvidriera@aol.com   

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