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La Columna del Lic. Vidriera 49

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  Si nomás de puntada le preguntas a algún amigo que te describa un billete de dólar, lo más seguro es que no te lo va a describir con exactitud… A ver dímelo tú… ¿Qué tiene un billete de dólar por cada lado? y no me digas que no los conoces. ¿Cuántos pasan por tus manos a la semana, al día? Y sin embargo te apuesto un dólar a que no me dices cómo son.

  No son solo los billetes, son muchas las cosas que pasan por nuestras manos, frente a nuestros ojos… y a veces hasta personas a las que nos acostumbramos y vemos por encima, pero sin prestarles mucha atención… Nada menos el otro día me rasuré, aunque no he rasurado el monito del logo de esta columna. Llegué al trabajo sin la barba, saludé, me saludaron, trabajé, me fui a mi casa, y al día siguiente empezaron a notar que no traía barba, que si me había rasurado en la mañana, que si… el caso fue… la gente ni se fija, pero ya me fui por el otro laredo… deja y retomo el hilo…

  Así como hay cosas ordinarias de uso diario que no podemos describir, hay muchas palabras, de uso diario también, que no nos dicen grande cosa, porque no las entendemos más que a medias y a veces menos que a medias.

  Progreso es una de esas palabras, la decimos, la repetimos, como otras palabras, no muchas, porque los hombres de hoy somos de pocas palabras, “es que somos de acción” decimos, pero la verdad es que somos de pocas palabras porque somos de pocas ideas. Más o menos alcanzamos a entender que progreso es lo contrario de regreso; que si regreso es ir para atrás, progreso ha de ser ir para adelante, y vemos que vamos en friega para adelante. Vemos y comentamos que el mundo ha empezado a progresar a grandes brincos, que si hace unos años íbamos progresando como gateando, luego caminando, luego al trote, ahora vamos en una carrera desbocada, progresando de la noche a la mañana…. ¿Pero a dónde vamos, a dónde nos está llevando ese progreso, ese ir par adelante? ¿Lo sabremos? ¿Estamos seguros del destino final? Yo sinceramente lo dudo.

   Altius, citius, fortius, es el lema de las olimpiadas, más alto, más veloz, más fuerte… más, más, más, parece ser el lema del progreso, Más grande lo que ya es grande, más chico lo que ya es chico, más veloz lo que ya es rápido, queremos más y más, pero no nos preocupamos que sea mejor y mejor…. ¿Qué es en sí lo que buscamos?

  Los adelantos gigantescos, fabulosos, y cada vez menos asombrosos (porque ya nos vamos acostumbrando y los esperamos como cosa natural),  de la ciencia y la técnica deberían de ir encaminados directamente y obrar en función de un progreso humano integral, para usar otra palabrita de uso diario y poco comprendida. Eso significaría que los adelantos de la tecnología, que nos pone en las manos esos cachivaches tan codiciados, esos aparatitos que corremos a comprar en cuanto los anuncian, sin importar que para ser de los primeros en conseguirlos en cuanto estén disponibles nos tengamos que desvelar y pasar horas y horas en filas de espera… esos aparatos, incluyendo las computadoras súper rápidas, teléfonos inteligentes, medios de comunicación de 8 gigas, y mil funciones y aplicaciones cada vez más avanzadas y perfectas, todo eso no nos sirve de nada, y no serán más que juguetes si el hombre no avanza también y se perfecciona al ritmo del progreso tecnológico.

   Lo dijo don Alberto Eintein y yo repito:   “Temo que el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad, el mundo solo tendrá una generación de idiotas”.

 Ahí les hablan… ¿Qué, ya nos llevamos, o son apuntes? .. y yo añadiría: idiotas peligrosos.

  El progreso que no sea para perfeccionar a la persona, a la familia a la sociedad, podrá ser un cambio nada más, pero no un ir hacia adelante, no un verdadero progresar.  Podemos tener muchos aparatitos, muchas máquinitas, pero eso no nos hará más cultos, ni siquiera un esmartfón nos va a hacer más inteligentes, olvídalo, no funciona así la cosa.   Consumidores sonsos es lo que el progreso necesita y en eso nos estamos convirtiendo para alimentar el progreso…. El único y verdadero progreso es el que nos lleve a una convivencia de paz en la familia, entre los vecinos, entre los pueblos y las naciones, ese será el verdadero progreso. No el que nos lleve a espiarnos unos a otros con más facilidad y a matarnos los unos a los otros con más facilidad y en mayores cantidades. Claro que podemos decir que la bomba atómica fue un progreso, ¡pero qué clase de progreso! ¿Eso buscamos?

  Por eso entiendo  a mi compadre Nacho que dice que le lloran los ojos nomás ve la pantalla de la computadora y que se va a su huerta a regar sus árboles a comer naranjas y a oír los pájaros que cantan alegres, trepados en el guayabo…
  Salud y saludos y hasta la próxima…
                                   licvidriera@aol.com

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