El otro día me di la vuelta del mes por una tienda de materiales de construcción a ver si ya bajaron los precios de los materiales para los techos; desde hace como cinco años que ando queriendo ponerle techo nuevo a la casa, pero estoy esperando que bajen los precios, alguien dijo que todo lo que sube tiene que bajar, y aquí estoy esperando, mientras tanto mi vieja me reclama que ya no tiene ollas ni cazuelas para cocinar porque todas las tengo listas para aparar las goteras. Una cosa sí te digo, que el techo no lo arreglo hasta que no pase la temporada de lluvias, porque si vieras qué bonito se oye cuando llueve. El otro día que llovió mucho, logré acomodar las ollas y las cazuelas de tal modo que se oía clarito el yinglobel, yinglobel, esa cancioncita que cantan para Navidad y que hace años hasta unos perros la cantaban a ladridos, pero se oye más padre con las ollas y cazuelas, y no pierdo las esperanzas que, si siguen aumentando las goteras, un día pueda tocar una sinfonía complicada …. Ya mejor no le sigo porque tengo un compadre que me cree todo que cuento aquí, pero si sabes de un techero que fíe… Aunque sea caro.
Lo que te quiero platicar es que andando en la tienda esa, se me ocurrió comprar un pomo de pegadura de esa del chango, que dizque muy buena, pero me asustó el precio, no el chango. Era un pomito muy chico por tantos dólares, pero el paquete, muy bonito por cierto, traía una cajita al lado y pensé que podría traer otra botellita de pegadura, eso pensé, pero cuando levanté el paquete me di cuenta no había nada extra, ¡era puro paquete, pura envoltura! Muy grande paquete para un pomito caro de pegadura.
Todos creemos que la presentación es importante, en todo y en todos, pero darle más importancias a la envoltura que al contenido, de plano no es muy racional. Agarra usted la cajota de cereal y si se le ocurre ladearla o ponerla patas pa’rriba se dará cuenta que está a medias, y así por el estilo la mayoría de productos que mercamos en el mercado, desde al bolsota de papitas que no está ni a la mitad, hasta la botella de tres cuartos que viene en una cajota como de dos litros. Compramos apariencias, compramos paquetes, pagamos por basura, nos dejamos engañar por las envolturas. Ejemplos hay muchos, búscalos y encontrarás, y si no se te ocurre otra cosa, vete a la tienda de materiales y allí encontrarás el paquete de pegadura del chango que yo dejé…
Pero no no’más en mercancía nos engañan las apariencias y las envolturas, también nos engañamos en lo que toca a otros paquetes vacíos, sean personas, instituciones, libros y verdades.
Ya está aquí el tiempo de las envolturas por excelencia, el tiempo de los regalos, el tiempo de Navidad. Y en los que se pone más empeño y tiempo en envolver el regalo que en buscar un regalo adecuado a la persona.
Algunos ven la Navidad como un gran regalotote vació, una celebración muy grande a la que le ponemos un contenido muy pequeño, o de plano, carente de contenido. Envolvemos la Navidad como un inmenso regalote con muchas luces de mil colores, adornitos, arbolitos, ruidos y desfiles y santacloses en las tiendas y adornos en las calles y plazas, pero…. Si los que creen, creyeran como se debe creer lo que dicen que creen, yo creo que las cosas serían muy diferentes, viceversa, al revés volteadas… Nomás de por no dejar te voy a poner un supositorio… Supongamos que el presidente dijera: “Este año no me traigan arbolote, vamos a poner un arbolito artificial, para enseñar a los hijos a que no hay que andar cortando árboles nomás porque sí…” “pero el protocolo dice y la tradición marca…., el negocio”… Que el alcalde de una gran ciudad dijera: “Este año vamos a celebrar la Navidad en forma diferente. Todo lo que se gasta en luces, adornos, desfiles, regalos vacíos, fiestas de oficinas y demás fregaderas lo vamos a invertir en adaptar una bodega para dar albergue todo el año a cien o más desamparados”… ¡La gente protestaría! ¡¿Y la tradición?! Pero si eso se hiciera en una ciudad y en otra y en otra, y en toda la nación…. en todo el mundo ¿A cuánta gente desamparada se le podía dar albergue?.. “Porque no había ni hay lugar para ellos en la sociedad”, dice el evangelio. ¿Pero luego dónde está tu espíritu navideño? preguntan algunos… y lo mismo les pregunto yo ¿dónde quedó el espíritu navideño? O somos o no somos… y si no somos para qué nos hacemos… A lo mejor nunca hubo espíritu navideño, a lo mejor todo fue un regalote vacío… Te imaginas que el Papa dijera: “Este año no vamos a adornar Roma, que ya de por sí está bien adornada… Vamos a gastar ese dinero en arreglar la capillita de Belén donde dicen que empezó todo esto de la Navidad…”. No que me interese el negocio, pero por lógica, por pura lógica, así debería de ser… Y si ya sacó del pesebre a las mulas y los bueyes, que meta gente necesitada y que está pasando fríos, aunque tenga que quitarles los borregos a los pastores… pero ya no le sigo porque otra vez me voy a encabritar y el niño dios no me va a atraer el techo que le pedí para los que no tienen techo y los que tenemos techos con goteras… y a ver si me trae la botellota de tequila que se le olvidó el año pasado…¡Ah, memoria de muchacho!…
Salud y saludos y hasta la próxima….
licvidrieraaol.com
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