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La columna del Licenciado Vidriera Ed 42 2014

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Por Mario Soto Centeno

 Dije la semana pasada que hoy seguiríamos con el tema de la tercera guerra mundial, pero necesito antes atender una batalla local. 

   Resulta que cuando hablé, hace dos semanas, de los malos vendedores, hubo quien malinterpretara, y por lo menos una carta recibí de alguien dolido sin necesidad. No sería yo capaz de morder la mano que me alimenta, pero sí soy capaz de golpear la boca que me quiera morder.  Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, y aquí las voy a separar, para aquellos que no leen lo que escribo sino lo que inventan.

  Mal haría yo hablando contra los vendedores en general, si más de 30 años vendí colchones  y ahora vendo libros. Mal haría en hablar de los buenos vendedores si algunos de mis mejores amigos son vendedores, con decirte que uno de los compañeros de estudios, muy amigo mío, y al que más admiramos los compas, hizo una brillante carrera en ventas, de diferentes productos y servicios hasta llegar a ser un exitoso empresario y ahora director de un instituto del Estado de Jalisco, (no te digo de cuál porque vas a pedirle asistencia social), y allí también hace buen trabajo.  Su vida da material para un curso completo en ventas, porque es maestro en la profesión. Pero sobre todo, yo no podría hablar mal de los buenos vendedores, porque trabajo rodeado de ellos. Sólo que éstos no son vendedores comunes y corrientes, éstos no se avergüenzan de su producto ni usan trucos y engaños para vender; ¡ni para cuándo que se tapen el gafete, o el logo de la compañía! Lo llevan con orgullo y al frente, y junto al pecho, muestran desde que se presentan, la revista El Aviso, de frente….no escondiéndola y medio tapándola, sino con orgullo. Y si con todo eso, algún anunciante pone algún pero para invertir en publicidad, nomás le dicen que allí escribe el Lic. Vidriera y se hace el trato y se firman los contratos, con los que todos ganamos y vivimos:  gana el comprador, obviamente, porque obtiene la mejor publicidad del mercado, gana la compañía, gana el vendedor y gano yo, porque casi no pasa semana, sin que algún vendedor me traiga una botella de tequila para agradecerme que por mis “cuentos” hizo una venta…. la verdad ya no hallo qué hacer con tanta botella… ¿Que me las tome? Y a poco iba a esperar a que me lo dijeras; están vacías, por supuesto. ¿Que por qué no las tiro o las vendo? ¿‘Tas loco, o qué?, si todavía les queda el olor! tirarlas sería como un sacrilegio…, pagano, pero sacrilegio.                       

   Esto dicho, que me dispensen los que se sintieron ofendidos con lo que dije de los “malos vendedores”, si les quedó el saco o se lo quisieron poner, es para que piensen, recapaciten, corrijan y mejoren, y no para que se enojen, pero sí sería bueno que dejaran de usar malas mañas para vender, porque sólo están desprestigiando esa noble profesión a la que muchos nos dedicamos con seriedad sin usar mentiras ni engaños…   

  Aquí podríamos retomar el tema de la semana pasada de la tercera guerra mundial, pero … ¡Oye! también las guerras se venden… Y uno de esos “malos vendedores” de los que te hablaba antes, porque usó engaños, trucos y mentiras para vendernos la guerra en Irak, fue Bush… ¿a poco no? Allí se ve a las claras el daño que pueden hacer a la economía familiar, nacional y mundial los malos vendedores… que desprestigian a los demás, y de tanto gritar lobo, como el niño del cuento, el día que alguien venga con armas de destrucción masiva ya no les vamos a creer y se van a meter hasta la cocina… Por eso les recomendaba no dejarse engañar de los “malos” vendedores y apoyen a los buenos… “Mal vendedor” fue también el que nos vendió una reforma migratoria  y nunca la entregó. Y todavía se me enojan algunos porque quiero que la gente abra los ojos y no se dejen engañar de los vendedores “malos”… sigan votando por los que hablan bonito… y obran mal… y serán cómplices de la maldad.

   Aquí podríamos retomar el tema de la semana pasada, de la tercera guerra mundial, pero se va tener que quedar para la semana entrante… Ya casi ando llegando a la orilla del papel y me falta dar las gracias a los que visitaron el puesto de El Aviso en la feria de Huntington Park, de manera especial a los que fueron el domingo 5 en la tarde, y platicamos y me dejaron ver que sí tengo cuatro lectores. Dos o tres me hicieron pensar, porque casi de la misma manera dijeron: “Yo me pregunto si la demás gente lo entenderá”… De volada pensé, pero no dije, “si usted me entendió, pueque otros dos o tres también me entiendan”. Pos qué quieren que haga, les dije, ese es mi estilo, si lo desenredo ya no será igual… de manera que aquí les prometo que no voy a cambiar el que entendió, entendió y el que no, por lo menos ejercitó la lectura.  Otro señor me dijo: “Este es el señor que escribe mucho y se le entiende poco, pero por eso poco que se le entiende vale la pena leerlo” Se agradece el cumplido. Varias “muchachas” que yo creo que ni me leen pero quisieron tomarse la foto con el escritor, ¡pos claro, lo ven a uno galán…! ¡¿Cuál viejitas? Si todas estaban de mi edad!, y yo puse mi mejor cara, sumí, no la panza, sino las narices para caber en la pantalla y aún así creo que descompuse dos cámaras…  Gracias…. 

Salud y saludos…       licvidriera@aol.com

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