Cierta hormiga paseaba tranquilamente sobre el lomo de un buey. – ¿No te da miedo, tan pequeñita como eres, dejarte llevar por tan salvaje animal? -le dijo una cigarra.
Cierta hormiga paseaba tranquilamente sobre el lomo de un buey.
– ¿No te da miedo, tan pequeñita como eres, dejarte llevar por tan salvaje
animal? -le dijo una cigarra.
– ¡Oh, amiga cigarra! -respondió la hormiga-, no siempre los de gran
tamaño tienen mal corazón.
Entonces la cigarra, comida por la envidia, se dirigió al buey y le dijo
en tono de reproche:
– Y tú, pedazo de tonto, ¿no te da vergüenza caminar en compañía de
tan miserable insecto?
Al oír esto el buey, respondió mansamente:
– Amiga mía, muchas veces los más pequeños son los más grandes. Sería
mejor que imitases el arduo trabajo que realiza la hormiga, en vez
de perder el tiempo cantando.
No bien hubo terminado el buey de hablar, un pajarito, que por casualidad
pasaba por allí, vio a la cigarra y, sin darle tiempo para esconderse,
se abalanzó sobre ella y la devoró en un santiamén.
Entonces dijo la hormiga al buey:
– ¿Has visto?… La pobrecita tenía miedo de ti y no se puso en guardia
contra sus enemigos pequeños, que son, muchas veces, más temibles
que los grandes.
Moraleja: Tus propios errores debes analizar,
antes de que a otros te atrevas a criticar!!
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine