Una columna vertebral o una espalda saludable es lo que nos permite ir por la vida con la frente en alto y con la cabeza bien puesta sobre los hombros.
Órdenes como “¡Endereza la espalda!” “¡Siéntate bien!” Cuántas veces llegamos a escucharlas en nuestra época de la niñez, para responder con una mueca y enderezarnos, aunque a los pocos minutos volviéramos a adoptar una mala postura al sentarnos para hacer la tarea o para comer. Sin embargo, la orden no era un simple capricho de mamá o de la abuela, ya que la mayoría de los dolores de espalda que llegamos a padecer a lo largo de nuestra vida son originados por una mala postura o algún movimiento brusco.
La columna vertebral, o espina dorsal, es el eje de nuestro cuerpo, pero también tiene la importantísima misión de proteger la medula espinal. Si esta sufre algún daño, puede provocar invalidez, ya que los millones de mensajes que van y viene a lo largo de ella dirigen todos nuestros movimientos. Para poder cuidar nuestra espalda, debemos estar conscientes de que las causas del dolor en esa zona pueden ir desde los malos hábitos de postura hasta distintas patologías, sin olvidar que también puede originarse por tensión o angustia.
¿POR QUÉ DUELE?
El dolor no es otra cosa que la respuesta al mal trato. Y es que el malestar en la espalda no aparece como consecuencia de un solo movimiento mal realizado, sino que, por lo general, se debe a un cúmulo de errores de postura que, con el tiempo, acaba disparando la reacción dolorosa ante el mas pequeño incidente, de la misma manera que una cuerda deshilachada termina de romperse al menor tirón. Aunque no son del todo los culpables, hay ciertos factores, como la edad, el tipo de trabajo y la condición física, que favorecen la aparición de los problemas de columna.
Hagamos un rápido repaso de cómo está formada nuestra columna vertebral. Además de sostener la cabeza, las siete vertebras cervicales ejecutan gran variedad de movimientos, tales como girar o inclinar la cabeza hacia los lados, así como moverla hacia arriba o hacia abajo. Las doce vertebras dorsales están unidas a las costillas y realizan pocos movimientos por lo que es raro sentir molestias en esta zona. Las cinco vertebras lumbares gruesa son las que soportan casi todo el peso del cuerpo, y es aquí donde se produce la mayoría de las dolencias. Por último, existen cinco segmentos fijos que forman el sacro – que es la parte posterior de la pelvis- y otros cuatro mas pequeños que es lo que se conoce como “cóccix”. Entre cada par de vertebras hay unas almohadillas llamadas “discos” que son una especie de aros con una cubierta dura denominada “cartílago”, la cual encierra una sustancia elástica y gelatinosa. En los bebés el disco está formado por agua en 90%, mientras que en los ancianos disminuye a 70%. Los músculos abdominales, por su parte, son el apoyo de la columna, y si estos están flojos, la espalda tiene que soportar más peso y aumentar el esfuerzo en la zona lumbar, es decir a la altura de la cintura, por lo que el exceso de peso, afecta a los músculos de la espalda.
DISCIPLINA PARA UNA ESPALDA FUERTE
Casi todos hemos llegado alguna vez tan cansados a casa, que lo primero que hacemos es dirigirnos al sillón más cómodo para dejarnos caer sobre él sin el menor cuidado, ¡error! Al mantener una posición inadecuada sobre un sofá o un asiento mullido, los músculos no se relajan, incluso trabajan mas intentando conservar las vertebras en orden. Hay una forma de muy sencilla de reconocer si hay algún problema de postura de la columna. Consiste en apoyar la espalda contra la pared y pasar una mano por el hueco que debe de ser muy pequeño, lo contrario es motivo de alerta, ya que esto quiere decir que la espalda se está curvando y se corre el riesgo de surgir serios dolores.
Las molestias de la espalda no aparecen de un día para otro, se empieza a gestar desde temprana edad y comienzan aparecer alrededor de los treinta años, por lo cual es importante enseñarles a los niños, desde pequeños, a habituarse a posturas correctas para evitar desordenes posteriores. Además, unos minutos de ejercicio al día y una acertada elección de la cama y las sillas – de preferencia de superficie dura-, son un precio bajo que hay que pagar por conservar nuestra columna vertebral en equilibrio y saludable.
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