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LA FUNCIÓN DEL OXÍGENO Y LA SALUD

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Esta semana hablaremos de la molécula que ha dado forma a la vida en el planeta tierra, las funciones que cumple en nuestro cuerpo, cómo se utiliza y la importancia de la sangre bien oxigenada en la salud. Que sirva de reflexión sobre la movilidad y el sedentarismo.

El oxígeno es un elemento básico de la tabla periódica y su número atómico es 8. Es un gas con múltiples orígenes, igual se formó en la agonía de alguna estrella que explotó y formó el sistema solar, pero también lo producen algunas plantas, algas y cianobacterias. La tierra es el planeta con más oxígeno en el sistema solar, no el único.

Su importancia en la vida es tal que sin oxígeno habría vida pero no como la conocemos. Salvo unas bacterias, la gran mayoría de los seres vivos somos aeróbicos y usamos el oxígeno para construir nuestros cuerpos y para darles energía. Es parte de la fotosíntesis y también de la respiración celular.

En las mitocondrias, el oxígeno y los azúcares son procesados para formar adenosín-trifosfato, una molécula que libera energía al romperse. Esa energía es la que usan nuestras células para reproducirse, crecer y llevar a cabo sus labores. Es la energía que mueve nuestros brazos, ojos y piernas.

Además, usamos el oxígeno para reproducir varias de las moléculas más importantes de nuestro cuerpo, como son: lípidos, proteínas, carbohidratos e incluso ácidos nucléicos. El código de la vida se escribe, entre otras moléculas, con oxígeno.

Como el oxígeno está en el aire que respiramos, no pensamos en él ni en cómo funciona. Cuando las moléculas de oxígeno entran a los pulmones, los alveolos las pasan al torrente sanguíneo, donde las transportan hasta la célula donde se van a utilizar. Cada minuto entran y salen de los pulmones entre 5 y 8 litros de aire. Cada minuto los alveolos transfieren a la sangre alrededor 0.3 litros de oxígeno.

Nuestro cuerpo es capaz de hacer maravillas para adaptarse a la cantidad de oxígeno disponible en el aire. Cuando nos “aclimatamos” por pasar de un lugar muy alto, de más de 2 mil metros de altura sobre el nivel del mar, a pocos metros, o al revés, nuestro cuerpo gana o pierde hasta el 11% de sus vasos capilares en menos de quince días. Visto a nivel molecular, es un proceso maravilloso, inmenso, intenso.

Del mismo modo, nuestros hábitos influyen en la capacidad de nuestro cuerpo para procesar oxígeno. Perdemos capacidad si fumamos o si no hacemos ejercicio. La ganamos si nos mantenemos activos. No es necesaria una rutina de ejercicios, con el simple hecho de no estar sentados y pasivos, vamos ganando. Limpiar la casa, hacer trabajo físico, activa nuestro corazón y mejora nuestra capacidad de procesar oxígeno, lo cual, claro, nos da energía.

Antes de poner en práctica este o cualquier otro remedio casero, consulte a su médico.

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