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La red hierve con noticias en ocasiones erróneas sobre la COVID-19

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y otras facetas importantes de la salud, como la alimentación. Discernir lo verdadero de lo falso en cuestiones de nutrición es ahora más importante que nunca al haber incrementado nuestra vida “online”.

Muchos mensajes que promueven restricciones en la alimentación carecen de base científica, según el catedrático Lluis Serra Majem, quien recomienda “no saltar” al abismo de los falsos mitos sobre la salud y utilizar siempre “una red de protección” hecha de información bien fundamentada.
“A veces se anteponen las preferencias personales del “prescriptor ‘online’ al interés general y a la cultura de la población. En otras el ‘influencer’ tiene poca o ninguna idea de nutrición, o existen conflictos de intereses no declarados, ligados a marcas, industrias o cadenas de distribución”, advierte Serra.
A pesar de lo que pueda afirmarse en internet, una persona sana puede consumir sin problema 4 o 6 huevos a la semana, tomar con moderación bebidas fermentadas como la cerveza y el vino, o comer algo de pan acompañando las comidas, a ser posible en el marco de la Dieta Mediterránea, de acuerdo a Serra.
El aumento de la vida ‘online’ debido a la crisis sanitaria en la que estamos inmersos, las restricciones de desplazamiento o la propia decisión de salir lo menos posible, no solo es una tendencia derivada de la lucha contra la pandemia, sino que previsiblemente será uno de los rasgos permanentes y de la nueva normalidad emergente.
El trabajo, los estudios, las compras, las gestiones e infinidad de otras actividades a distancia, a través de la red, tienen muchas ventajas, pero también inconvenientes, como el auge de las llamadas ‘fake news’ o falsas noticias, que influencian las elecciones y decisiones de las personas sobre distintas facetas de su salud, entre ellas la alimentación.
“Muchos mensajes ampliamente difundidos por internet que promueven restricciones en la alimentación carecen de base científica”, señala el doctor Lluis Serra Majem (https://twitter.com/serramajem).
Lluis Serra Majem es catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública y director del Instituto de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (España) y lleva 35 años trabajando en el campo de la nutrición y la salud pública.
Señala que “son habituales los mensajes restrictivos y de prohibición que se divulgan con la intención de preservar nuestra salud y su propagación se multiplica a través de internet y las redes sociales, que son un potente canal de información, pero, a la vez, contribuyen a generar ruido y confusión”.
“Esto ocurre cuando se anteponen las preferencias personales del “prescriptor” al interés general y a la cultura de la población y cuando, en muchas ocasiones, el ‘influencer’ no tiene ni la más remota idea de lo que habla”, explica Serra a Efe.
Añade que “muchas veces existen manifiestos conflictos de intereses no declarados, ligados a marcas o a cadenas de distribución. Por ejemplo, hay personas que viven de atacar el arroz para promocionar la quinoa y, a menudo, la industria está detrás”.
“Otras veces solo existe ignorancia o ganas de acrecentar la lista de ‘followers’. A veces saben alguna cosita de nutrición, pero de cultura alimentaria o de medioambiental no saben nada”, apunta.
Por eso, “es muy importante que cuando queramos saber sobre alimentación y salud acudamos, en primer lugar, a profesionales sanitarios y que siempre revisemos que las fuentes y webs a las que acudimos estén debidamente acreditadas” advierte.
FALSEDADES E INEXACTITUDES DE LA NUTRICIÓN.
Serra señala a Efe que algunos falsos mitos restrictivos relacionados con la alimentación saludable han sido ampliamente descritos por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social español, MSCBS.
(www.estilosdevidasaludable.mscbs.gob.es/alimentacionSaludable/falsosMitos/home.htm).
Por ejemplo, son falsos los mitos de que las frutas y el agua es mejor tomarlas fuera de las comidas, según el MSCBS.
“Lo cierto es que siempre es un buen momento para tomar una ración de frutas porque las calorías y vitaminas que aportan siempre son las mismas y, por otra parte, es aconsejable beber de 1,5 a 2 litros de agua a lo largo del día, pudiendo tomarla durante o fuera de las comidas, de manera indiferente”, apunta Serra.
“Quizás el agua en las comidas favorece la saciedad y reduce la ingesta total de energía”, dice el doctor Serra.
Respecto a las frutas, este profesor añade que el consumo de cítricos al final de una comida “mejora la absorción de hierro presente en cereales o legumbres, que se absorben con dificultad, por lo que nutricionalmente hablando estaría justificado el consumo de fruta en el postre”.
Además, advierte que cuando se eligen otras opciones de postres distintas a la fruta suelen ser opciones con abundante azúcar y grasas saturadas como pasteles, helados, “mucho menos saludables”.
“También existe el mito de que el huevo es malo para el colesterol, cuando en realidad es un alimento muy completo y saludable y, aunque su yema es rica en colesterol, el huevo posee también proteínas, vitaminas, un caroteno llamado luteína y minerales. Su consumo es adecuado en todas las edades, llevando una dieta variada y un estilo de vida físicamente activo”, señala.
“Hasta 4 o 6 huevos a la semana pueden consumirse sin problema”, precisa Serra.
PAN Y BEBIDAS FERMENTADAS, CON MODERACIÓN.
Añade que tampoco es cierto que el pan no sea saludable, ya que este alimento “está en la base de la alimentación mediterránea y se aconseja como acompañamiento en comidas y cenas y como integrante de nuestros desayunos y meriendas, vigilando el tamaño de las raciones y con qué alimentos se acompaña”.
“Es importante elegir un buen pan, a ser posible integral y artesano, y entonces la opción ya será óptima”, señala.
Según Serra, otro mito descrito por el MSCBS es que los alimentos con grasas vegetales son más saludables que los que contienen grasas animales.
Hay muchas excepciones, como las grasas saturadas de coco, palma y palmiste, de origen vegetal, que hay que evitar consumir o hacerlo en la menor proporción posible, al igual que las grasas insaturadas llamadas ‘trans’, según el MSCBS.
Además, las grasas animales suelen ir acompañadas de vitaminas liposolubles importantes para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, según esta misma fuente.
Este organismo añade que la afirmación de que los alimentos congelados son menos nutritivos que los frescos también es un mito, ya que un pescado o una carne congelada tienen las mismas propiedades que si los comemos frescos.
Asimismo, la proporción de vitaminas de las verduras congeladas, después del cocinado, es similar a la de las verduras frescas tras ser cocinadas, según Serra y el MSCBS.
Por otra parte, en contraposición a algunos mensajes restrictivos y de prohibición, “dentro del marco alimentario de la Dieta Mediterránea, se incluye el consumo de bebidas fermentadas, como la cerveza o el vino, siempre con moderación y por adultos sanos y acompañado de alimentos”, apunta el doctor.
“El consumo de bebidas fermentadas, como la cerveza, puede realizarse dentro del contexto de la Dieta Mediterránea”, precisa.
“Un consumo moderado de cerveza consiste entre los 400-600 ml/día en los varones y entre 200-300 ml/día en mujeres”, ha puntualizado el experto, recalcando que su consumo debe priorizarse en las comidas e “idealmente en un contexto de socialización y sin sobrepasar lo indicado”.
Por Ricardo Segura.
EFE/REPORTAJES

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