A sólo 2 semanas de un posible cierre del gobierno federal ante la falta de progreso de las negociaciones del presupuesto del año fiscal 2024, los republicanos de la cámara de representantes tomaron la polémica decisión de iniciar un proceso de juicio político formal contra el presidente Joe Biden.
El anuncio fue hecho por el presidente de la cámara de representantes, Kevin McCarthy, bajo crecientes presiones de medio centenar de miembros de su partido aglutinados en el Freedom Caucus, que amenazaron con buscar su destitución a menos que iniciar el proceso de juicio político.
A diferencia de otros procesos políticos similares, el líder de la cámara baja no lo hizo a través de un voto en el pleno de la cámara de representantes por una sencilla razón: carecía de los votos para lograr su aprobación, debido a que existe oposición a ese procedimiento incluso dentro de las filas de su propio partido.
Lo dijo con claridad el senador republicano de Dakota del Sur John Thune, el tercero en la nomenclatura republicana en la cámara alta de Estados Unidos: “No creo que esto sea ventajoso si sigue adelante. Odio ver que este se convierte en el método de trabajo cada vez que hay un cambio de administración: tratar de echar a alguien del cargo. Creo que debemos ganar elecciones. Así es en mi opinión cómo se cambia la dirección de este país”.
Sin embargo, McCarthy parece haber preferido proteger su cargo como presidente de la cámara de representantes que hacerle caso a sus propios correligionarios moderados.
Peor aún. Su decisión de instruir a dos comités de la cámara de representantes a iniciar la averiguación contra el presidente de los Estados Unidos en medio de las negociaciones presupuestales tendrá el efecto de polarizar las posiciones y hacer más complicado un arreglo en las negociaciones del presupuesto federal para el año fiscal 2024.
Singularmente, el anuncio no tomó por sorpresa a la Casa Blanca, quien no solamente se estaba preparando para este momento, que había sido telegrafiado por los republicanos, sino que cree que el presidente Biden podría incluso salir fortalecido políticamente si los votantes moderados interpretan la acción republicana como una acción extrema.
Esa interpretación no está alejada de la realidad, toda vez que la averiguación sería encabezada por el presidente del comité judicial de la cámara de representantes, el republicano de Ohio James Jordan y por el presidente del comité de supervisión y rendición de cuentas, James Comer, dos políticos con sólidas credenciales conservadores.
El lanzamiento de una averiguación formal de juicio político contra el presidente ocurre a pesar de qué hasta el momento los republicanos de la cámara de representantes no han presentado ninguna prueba que las acciones del hijo del presidente, Hunter Biden, beneficiaron políticamente a su padre o que éste tomó acciones políticas a favor de su hijo o de las empresas que representaba.
Resulta irresponsable que en medio de retos significativos en Estados Unidos, en especial de la aprobación de la ley del campo y del presupuesto fiscal del año 2024, un partido recurre a maniobras políticas para complacer a su sector más extremista a pesar del riesgo que representa para la gobernabilidad de Estados Unidos.
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