Era el verano más seco de los últimos tiempos. Los rios, arroyos y charcos estaban completamente agrietados y torturados debid al inteso calor.
Era el verano más seco de los últimos tiempos. Los ríos, arroyos y charcos estaban completamente agrietados y torturados debido al intenso calor. No se veía ni una sola gota de agua en kilómetros a la redonda. ¿Cuánto duraría esto? Nadie podía decirlo.
Dos ranas amigas habitantes de esa zona andaban de un lugar a otro en busca del líquido elemento que las salvaría de morir deshidratadas, pero sus pesquisas eran totalmente inútiles. Ambas tenían la piel rugosa y cuarteada. Si no encontraban pronto un charco de agua, morirían sin remedio.
Por fin después de tanto andar y andar encontraron un pozo muy profundo y sombrío. En él tenían asegurada la subsistencia por algún tiempo. No faltaban, sin embargo, inconvenientes. Sería muy difícil salir del pozo, en caso de que éste se secase. Sus paredes eran rectas, sin resaltes, como su brocal.
-Lo primero es lo primero -decía una de ellas-. Preocupémonos ahora por saciar nuestra sed y ya pensaremos después en cómo salir de este pozo.
Espera un momento -respondió su compañera-. Este pozo no tardará en secarse y, si nos zambullimos en sus aguas, jamás podremos salir de él. Moriremos con toda seguridad. Opino que no debemos dejarnos deslumbrar por las apariencias. Debemos prevenirnos para no después tener que lamentarnos.
Afortunadamente, se impuso el criterio de esta última. Es preciso pensar en lo pros y los contras antes de actuar, ya que las consecuencias pueden ser terribles y lo que es peor irremediables. Así que amiguitos usen la cabeza.
Moraleja:
¡Pensar antes de actuar, es el antídoto para no fracasar!
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