No recuerdo en mi carrera como periodista una masacre tan espantosa, cometida por un solo hombre, como la de la pasada Nochebuena en Covina, California.
Por: José Martín Sámano
No recuerdo en mi carrera como periodista una masacre tan espantosa, cometida por un solo hombre, como la de la pasada Nochebuena en Covina, California. La sola idea de que un hombre haya planeado durante seis meses la forma de asesinar a su ex-esposa y a otros miembros de la familia de ella, en medio de una celebración tan importante como la del nacimiento del Salvador, es como para horrorizar a cualquiera.
Peor aún cuando Bruce Pardo eligió disfrazar su odio con el traje de Santa Claus que, paradójicamente, es para los niños uno de los personajes más queridos. ¿Qué pudo haber pasado por su mente para cometer semejante atrocidad?
Ahora sabemos que el 2008 no fue fácil para Pardo. Primero por la pérdida de su trabajo como ingeniero eléctrico en la industria aeroespacial. Luego, el divorcio de su esposa Sylvia, con quien estuvo casado durante dos años, y que finalizó apenas unos cuantos días antes de la Navidad. Sin embargo, y a decir del propio abogado de ella, Bruce Pardo jamás dio señales de ser una persona agresiva o mucho menos con instintos criminales. Y sin embargo, durante todo el proceso de divorcio estuvo adquiriendo armas para llevar a cabo su plan maquiavélico. Pasará sin duda mucho tiempo antes de que alguien logre explicar, si acaso, los verdaderos motivos.
Esta horrible tragedia no ha sido la única en su tipo. Justo en la pasada noche de año nuevo, un incidente similar estuvo a punto de ocurrir en la ciudad de Paramount, también Condado de Los Angeles. Saúl Soriano, de 40 años de edad, sacó su pistola minutos después de las 12 campanadas y comenzó a disparar en contra de su hijo y su ex-mujer. Por fortuna en este caso, a Soriano le falló la puntería y fue detenido por la policía antes de que corriera la sangre.
Y así como este, muchos otros ejemplos de hombres divorciados o desempleados que desquitan su furia en contra de sus propias familias. El derecho a poseer armas está consagrado en la Constitución y muchas personas están en contra de que se prohiban. Sin embargo, un cambio importante en las leyes podría ser la aplicación de exámenes sicológicos a todas aquellas personas que se divorcien. En caso de que existan rasgos violentos en su personalidad, un juez podría prohibirles la compra legal de armas. No es la panacea, pero al menos en el caso de la masacre de Covina, eso pudo haber ayudado a evitarla. Digan lo que digan.
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