Mini-Maus era un gato muy avaricioso y egoísta. A nadie quería ayudar y siempre se hacia el sordo cuando de ayudar a los demás se trataba. Pero su hermana Marramiau era todo lo contrario a él.
Mini-Maus era un gato muy avaricioso y egoísta. A nadie quería ayudar y siempre se hacia el sordo cuando de ayudar a los demás se trataba. Pero su hermana Marramiau era todo lo contrario a él. Ella era muy generosa y simpática; siempre que podía, le hacía regalos a sus amigos y vecinos. Ambos hermanos eran muy ricos y vivían sin preocupaciones. Les sobraba la comida y su dueña les atendía con gran cariño. Sin embargo, mientras que la riqueza servía a Marramiau de estímulo para ayudar a los demás gatitos, era en Mini-Maus pretexto para sentirse superior a los demás y fortalecer así su vanidad.
Un día, el ama de los dos hermanos gatos murió. Quedaron solos y desamparados; y ahora tendrían que seguir adelante por sí mismos. Marramiau fue socorrida por sus amigos con gran generosidad. Todos recordaban el buen corazón de ésta, y se sentían dispuestos a evitarle todo mal; en cambio. Mini-Maus no encontraba ayuda por ninguna parte. Nadie le quería ni se acordaba de él.
Afortunadamente éste tuvo suerte, pues el buen corazón de su hermana no se hizo esperar. Ella compartió todo lo que le daban sus amigos y, de este modo, ambos pudieron capear la miseria que enfrentaban. Gracias a esta fea experiencia Mini-Mouse supo aprender la lección y, desde entonces, fue un gato amable y cariñoso con sus semejantes tanto que llegó a ser tan querido por ellos , como era querida Marramiau.
Moraleja:
Amiguito: con pesares pagarás tu mala actitud con los demás.
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