Unas cuantas noticias de semanas pasadas provocaron estos hachazos… Un niño argentino de siete años es contratado por el equipo de fútbol Real Madrid… Una modelo de 10 años causa revuelo en Francia; En Aachen, Alemania, un niño de 11 años llamó a la policía porque su mamá “lo quería tener en un campo de trabajos forzados…” (la mamá le pedía que limpiara la casa y barriera la terraza)…
Dos cosas son ciertas: sí hay explotación de menores, y hay muchas declaraciones de serias instituciones, jerarcas, políticos y gente seria que quieren pasar por buenos a fuerza de condenar el mal, pero sin hacer nada más que hablar.
Pero hay que tener bien claro que una cosa es la explotación de los niños y otra cosa es no enseñarlos a trabajar.
De los viejos de mis tiempos, creo yo que muy pocos se han de haber escapado de trabajar de niños, pero pocos nos quejamos o reclamamos el que hayamos tenido que trabajar desde muy temprana edad, más bien estamos agradecidos, y los más sinceros hasta les podíamos “reprochar” a nuestros padres no habernos dado más lecciones. Yo no digo que sea fácil aprender a trabajar, porque, Ah, cómo cuesta a los seis o siete años levantarse oscura la mañana para ir a la siembra y caminar medio dormido atrás de la yunta y regar la semilla en el surco recién abierto, cuidándose de los bueyes de la yunta que viene atrás tapando la semilla… pero cuántos hermosos amaneceres vimos, con sus soles esplendorosos y nubes de colores y cantos de pájaros madrugadores y aire puro y oloroso del campo en la mañana… Y con qué placer se saboreaba después el fruto de las siembras… el fruto del trabajo… porque a parte de sembrar había que apartar las vacas en la tarde y ayudar en la ordeña en la mañana, recoger leña… o rajas, acarrear agua, dar de comer al puerco, desquelitar las labores (cortar las yerbas)…
Después en el pueblo, los que no teníamos ni tierras para sembrar ni vacas para ordeñar, vendíamos gelatinas, rebanadas de sandía, de piña… boleábamos zapatos, repartíamos pan de las panaderías a las tiendas, pero siempre se encontraba trabajo. Sin descuidar la escuela, que era lo principal, pero modos de ganarse unos pesos había muchos, y muchos fuimos los que desde niños aprendimos a hacerlo… ¡Cómo les hace falta eso a los niños de hoy!… y a los adolescentes y a muchos jóvenes… ¡les estamos haciendo daño!
Nadie nos morimos por haber trabajando de niños, al menos que yo sepa, al contrario, lo presumimos, (como yo aquí lo estoy haciendo). Nadie quedamos traumados por eso, al grado de necesitar sicólogos; nadie caímos en drogadicción, ni llegamos al suicidio a causa de haber sido madrugadores… ¿y sabes que en la actualidad si hay niños que sufren todo eso, porque sus padres los obligan a trabajar de niños…? (en cosas que no son de niños) ¿Y sabes que no es porque estén tan jodidos como estábamos nosotros entonces? Los meten de artistas, para que nos entretengan y se hagan millonarios y hagan millonarios a sus familiares… y contra esa explotación de los niños No hay organización de la ONU que ponga el grito ni en el cielo, ni en el cerro de Hollywood siquiera… Como quien dice: a los hijos de los ricos sí los dejan trabajar y que los exploten y no quieren que los hijos de los pobres trabajen… Ricos y pobres deberían de aprender a trabajar de niños y deberían de aprender que el pan se gana con el sudor de la frente…., Pero la propia, no con la frente del pobre, o del padre o de la madre…
Tan bueno y necesario es el aprender a ser trabajador y responsable, que si no hubiéramos descuidado eso, no sólo no tendríamos tantos problemas de vagos y pandilleros, sino que tendríamos toda una sociedad más consciente y responsable… árbol que crece torcido… nunca su tronco endereza, y muchacho que crece flojo, qué canijo está para que se haga trabajador. Con trabajos los haces que saquen los botes de la basura a la banqueta una vez a la semana… No esperes que los metan, ellos ya cumplieron con sacarlos… con trabajos saldrán después adelante en la vida. Puros topes contra la pared… y a veces es la pared de la cárcel… por no enseñarlos a trabajar
En el pecado va la penitencia, como dicen por ahí, porque por no preocuparnos por enseñar a nuestros hijos a ser trabajadores y responsables, no sólo les hacemos la vida miserable a ellos, sino que no vayas a esperar tener en ellos un apoyo en tu vejez, porque ni su respeto te ganaste.
Los padres debemos saber interpretar las noticias y no dejarnos engañar ni chantajear. Enseñen a sus hijos a trabajar, Les harán un gran daño si no lo hacen… Y les dejarán una ¡muy buena herencia! si lo hacen.
Salud y saludos… y hasta la próxima
¿quieres más?…. voyconmihacha.com
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