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Marineros Fantasmas lo salvaron de ahogarse!

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Jack Hughes, un veterano marinero se encontraba a unas 120 millas del puerto del que es originario, Norfolk, Virginia, e iba en dirección a las Bermudas, cuando su barca de 30 pies de largo quedó en m

Jack Hughes, un veterano marinero se encontraba a unas 120 millas del puerto del que es originario, Norfolk, Virginia, e iba en dirección a las Bermudas, cuando su barca de 30 pies de largo quedó en medio de una súbita tormenta tropical. “Al ponerse el sol escuché el último reporte meteorológico y no había noticias de ninguna tormenta cerca; sin embargo, como a las dos de la mañana comenzó a llover fuertemente”, relata Jack Hughes, de 55 años de edad.

Y sigue relatando así su increíble experiencia: “Dirigí mi bote llamado Niebla hacia el puerto para tratar de evitar la tormenta, pero ya me había atrapado y me encontraba sin ninguna preparación. “En minutos, los aparejos desaparecieron, había agua en el motor y las enormes olas de unos 12 pies chocaban contra mi bote, destrozando el timón”.

PEDAZO DE ALCORNOQUE

“De plano bajé a la cabina, temiendo que las olas me jalaran y me trepé a una tarima húmeda. La tormenta hacía un estruendo espantoso, ola tras ola golpeaban el bote con impactos como de un mazo. La muerte sólo era cuestión de tiempo. “Pasaron tal vez unos 15 minutos, ó tal vez fueron menos, cuando una enorme ola chocó contra mi bote, hundiéndolo hasta un ángulo de 45 grados y arrojándome contra el piso de la cabina. Al caer me golpeé el pecho y sentí que se me rompían varias costillas. Cada vez me costaba más esfuerzo respirar. Rápidamente estaba perdiendo la fuerza y el deseo de vivir. “Luego, muy extrañamente, escuché que una voz muy ronca gritaba: “Levántate ya, pedazo de alcornoque”.

En ese momento Jack pensó que estaba alucinando, soñando o que francamente que ya estaba en camino del más allá. Sin embargo, algo le decía que no era así. “Algo dentro de mí me obligó a abrir los ojos y fue cuando vi a tres marineros con aspecto fantasmal de pie junto a mí… vestidos con pantalones de lona, camisa de rayas y todos con larga barba. “¿Quién es…?, murmuré, pero el más viejo de los tres me interrumpió y gritó: «¡No hay tiempo para malditas preguntas! ¡Amarra las cuerdas, tonto! El viento va a disminuir. ¡Aprovéchalo!».

“No me pregunten por qué, pero los obedecí. Como predijo el anciano, el viento amainó por unos cuantos minutos. Até las cuerdas rápido, solté las velas y el bote se recuperó instantáneamente. Regresé a la cabina, donde otro de los viejos marineros me volvió a gritar y entre maldiciones me dijo: «Ahora debes dirigir el bote rumbo al noreste y luego sube a la cubierta».

UNA LUZ DE ESPERANZA

“Yo estaba ya muy cansado, por eso protesté alegando que el bote estaba capoteando la tormenta. Pero otro de los viejos hombres de mar que estaban frente a mí, respondió con enojo: «¡Uno de sus lados está totalmente anegado, pedazo de alcornoque! ¡Se va a hundir!».

“Enormes olas seguían golpeando la cubierta mientras yo subía a la cubierta y mi barquito ya llevaba dirección hacia el puerto. Lo dirigí hacia el noreste, como me había dicho el fantasmal marinero, y vi una luz de esperanza”. No, no estaba soñando, Hughes acababa de ver la luz de un barco… “Unos diez minutos más tarde, cuando mucho, algunos tripulantes de un barco mercantil polaco me subían a bordo de su nave, mientras mi querido Niebla se hundía en el fondo del mar…” “Puede ser que me consideren loco, pero les juro por mis antepasados que Créanlo o No… Así Fue como estos extraños seres, con sus consejos me salvaron la vida”, dijo convencido Jack Hughes. un experimentado marinero de 55 años.

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