Pulso USA
Jesús del Toro
Las costas y playas de las Carolinas se han convertido en una zona de caza. Pero las presas son, para consternación de las comunidades del área, seres humanos que han sido atacados por tiburones. Al menos seis ataques han sido registrados en playas de Carolina del Norte durante junio de este año, y otro caso más se ha dado también en el vecino estado de Carolina del Sur en ese periodo…
Ciertamente esta temporada ha sido extraordinariamente aguda y dramática en cuanto a ataques de tiburón en las Carolinas, pues entre 2005 y 2014 se registraron un total de 25 de estos casos, según el sitio de National Geographic que añade que esta incidencia es parte de una tendencia global en el incremento de ataques de tiburón.
Datos del sitio SharkAttackData.com muestran cómo en Carolina del Norte la cantidad de ataques de tiburón ha ido en aumento a lo largo de las pasadas décadas, aunque es posible que la baja cantidad de casos en las primeras décadas del siglo pasado puedan tener que ver con un menor índice de reportes de esos casos. La tendencia creciente es, en realidad, como se ha indicado, un fenómeno general tanto a escala de Estados Unidos como internacional.
Pero la pregunta en el aire es por qué tantos casos en tan poco tiempo en una misma región: las Carolinas. De acuerdo al Washington Post hay varios factores a considerar. Uno, que simplemente habría en la zona más bañistas y más tiburones que en otras épocas, lo que incrementa en sí la posibilidad de un ataque. Además, otros factores serían la falta de precaución al nadar y el hecho de que quienes nadan en esas costas no están acostumbradas a estar al tanto de la presencia de tiburones, como sí sucede en Florida, donde entre 2005 y 2014 se han dado 219 incidentes con tiburones, casi nueve veces más que los registrados en ese periodo en las Carolinas.
Con todo, algo parece faltar en la ecuación para explicar por qué la súbita concentración de casos en un corto periodo en esa región atlántica. El Post alude como posibilidades a un incremento en la presencia de tortugas marinas en la región que acuden a las playas a colocar sus huevos, lo que atraería a los escualos.
Otra explicación es que aguas marinas algo más cálidas en el área han producido una mayor concentración de peces y, por ende, de tiburones en busca de alimentarse de ellos. National Geographic señala que este año, a partir de abril, la temperatura del agua ha subido y atraído, con ello, a los escualos desde las costas de Florida y del Golfo de México hacia el norte. Además, comenta el Post, la presencia de pescadores en las costas, que suelen lanzar grandes cantidades de carnada al agua, también atraería a los tiburones, de por sí más numerosos que en épocas anteriores.
Así, múltiples factores han generado que haya una coincidencia de más personas en las aguas costeras (posiblemente sin prestar la atención requerida a la eventualidad de riesgos de tiburón) que permanecen más tiempo dentro de ellas en momentos en que más tiburones llegan o son atraídos a esas zonas por diversas causas. Esa sería, de acuerdo a expertos, la explicación más probable al alto número de casos de ataque de tiburón en fechas recientes en las costas de las Carolinas.
Con todo, la posibilidad de ser atacado por un escualo es en realidad muy baja: una entre 11.5 millones, de acuerdo a cifras citadas por National Geographic. Pero la cifra fría poco puede hacer para aliviar la inquietud pública ante el intenso, frecuente y patente drama de los ataques registrados, uno tras otro, en las Carolinas en semanas recientes. En varias playas de la región, al margen de la estadística, simplemente se ha pedido a los bañistas quedarse fuera del agua.
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