La cifra es escalofriante. Cuatro mil 745 seres humanos han fallecido en su intento por cruzar la frontera sur de Estados Unidos durante los últimos 13 años.
“… ¿Cuántos tienen que morir para que se den cuenta de que mucha gente ha
muerto?…”
Bob Dylan (Cantautor estadounidense)
La cifra es escalofriante. Cuatro mil 745 seres humanos han fallecido en su intento
por cruzar la frontera sur de Estados Unidos durante los últimos 13 años.
Esto es, exactamente, un promedio de 365 por año. Uno al día, según la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos en México (CNDH). Escalofriante,
insisto. ¡Y los que faltan! Porque nada parece indicar un cambio de rumbo en
la política migratoria de este lado de la frontera, por lo menos hasta después de
las elecciones presidenciales del 2008.
Tampoco hay muchas esperanzas de que, en un breve plazo, las cosas mejoren
lo suficiente en México y el resto de Latinoamérica como para que la gente
deje de arriesgar su vida en busca del “cuento americano”. Dice la CNDH
que para este 2007, la cifra de muertos en la frontera podría llegar a los 500,
principalmente por el reforzamiento de la seguridad y la mayor presencia de
elementos tanto de la Patrulla Fronteriza como de la Guardia Nacional y hasta
los Minuteman.
Imagine usted, hasta donde crecerán las estadísticas fatales cuando avancen
los trabajos de reforzamiento del muro y se instalen todos los nuevos aparatos
de tecnología para los que ya existe un presupuesto aprobado. Los datos que
menciono, fueron dados a conocer este fin de semana en Tijuana, Baja California,
en el marco de un encuentro con Organizaciones No Gubernamentales
de ambos países.
Mientras esto sucedía, en las costas de Florida, una embarcación que transportaba
a 33 inmigrantes cubanos se fue a pique cobrando la vida de uno de los
pasajeros. Los demás llegaron nadando a tierra firme y por lo tanto, de acuerdo
con la famosa ley de “pies secos-pies mojados”, muy probablemente podrán
quedarse a vivir en Estados Unidos como refugiados políticos. Es decir, aquellos
cubanos que llegan a poner un pie en suelo estadounidense, se quedan.
Y a los que detienen en el mar, los deportan. Absurda e injusta de por si esta
ley, que al igual que la ampliación del muro en la frontera con México, sólo
hace que la gente arriesgue sus vidas hasta el límite. O las pierda trágicamente.
Ahora bien: si existe esa disposición que permite quedarse a los cubanos que
burlan a las autoridades de la Guardia Costera, ¿por qué no se les da la misma
oportunidad a los mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños, etc., que por su
audacia, astucia o valentía escapen de las garras de la Migra? ¿Se imagina?
“De ahora en adelante, aquellos que crucen el desierto y pongan un pie 25 o 50
millas frontera adentro, ¡se quedan…! los que no, van pa’ tras…” Si, ya sé que
no es lo mismo la tiranía en Cuba que la corrupción e ineficiencia de los demás
gobiernos en la región.
Esas, a final de cuentas, son cosas de la política y de la forma en que los
políticos manejan los hechos a su conveniencia. La pregunta, como decía el
legendario rockero Bob Dylan es: “¿Cuántos tienen que morir para que se den
cuenta de que mucha gente ha muerto?” La respuesta, como dice el título de la
canción: “La respuesta está en el viento”… Digan lo que Digan.
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