Lo que antes se realizaba esporádicamente ahora tiene una alta demanda, se trata de la reconstrucción artificial del himen. “Desde hace tres años, siempre hay más y más”,
Lo que antes se realizaba esporádicamente ahora tiene una alta demanda, se trata de la reconstrucción artificial del himen. “Desde hace tres años, siempre hay más y más”, comenta el doctor Marc Abecassis quien ahora dice realizar entre tres y cinco operaciones de himenoplastia por semana.
A su juicio, se trata de un modo de devolverles un estado de “virginidad mental” y técnico, para que vivan en armonía consigo mismas luego de experiencias sentimentales que prefieren borrar de sus vidas.
Pero para sus críticos y grupos feministas, estas operaciones son el resultado de un código cultural que trata el cuerpo de las mujeres como objetos, para mantenerlas castas hasta el matrimonio.
Tal vez lo único que genera consenso es que la cirugía de reconstrucción del himen es un fenómeno creciente en Francia, aunque no se conozcan cifras precisas.
Cirugías íntimas
Catalogadas como “cirugía íntima” en las clínicas francesas, las operaciones de himenoplastia se realizan en media hora, requieren anestesia local y su costo fluctúa entre el equivalente a $1.900 y $3.100 dólares. Según Sihem Habchi, presidenta del movimiento feminista francés llamado Ni Putas Ni Sumisas, esa clase de cirugía responde a un “sistema de presión machista” que busca “controlar a la mujer”.
“No se puede hablar de eso como un acto de cirugía estética para el bienestar de la mujer, porque eso es negar la realidad social de millones de mujeres en Europa, la mayoría provenientes del medio oriente o con raíces en esos países”, dice Habchi.
Agrega que esa realidad incluye a mujeres amenazadas y torturadas porque no son vírgenes. “Hay una obsesión sobre la virginidad”, observa.
El Colegio Nacional de Ginecólogos y Obstetras de Francia también se manifestó contra la himenoplastia, por entender que atenta contra la igualdad y la libertad de las mujeres.
Presiones
El doctor Sydney Ohana quien trabaja en una clínica de un barrio exclusivo de París que realiza esas operaciones, relata que él mismo constató la “presión” que sus pacientes reciben de sus familias o entorno para que se mantengan vírgenes.
Por descarnado que nos parezca, este es otro de los tristes Casos y Cosas que suceden hoy en día y en pleno siglo XXI.
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