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NO BASTA CON DECIR ¡YA BASTA!

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Una herida grave, seria, profunda no se cura con un parche curita… Hay que protegerla de infecciones y hay que ayudarla a que cierre y sane debidamente y, de ser posible, sin que queden grotescas cicatrices, sobre todo si la herida fue en la cara.

Atender con parches curitas es lo que se ha venido haciendo para sanar la seria herida de la división racial en este país. Siendo que se necesita una operación mayor, cada que se revive la herida se han usado ‘parches curitas’, discursos, promesas y leves remedios, esperando lograr una convivencia pacífica de igualdad entre los ciudadanos que conformamos el país… Lo cual se lograría fácil si se aplicaran los principios que garantiza la ley civil, como lo garantizan los libros de todas las religiones que aquí se profesan y que dicen que todos los seres humanos somos iguales antes Dios y ante la Ley…

La teoría es buena, la práctica… deja muchas dudas de que se crea lo que se predica… en lo civil y en lo religioso. Y eso que estamos en un país tan religioso que hasta el presidente presume la biblia en su mano.

Siempre han sido los fanáticos los que han hecho las guerras, sean santas o profanas, siempre han sido alimentadas por el demonio de la ignorancia. Y ahorita el país está en guerra.

En la historia de la humanidad, muchas guerras podrían haberse evitarse con gente inteligente negociando, dialogando. Muchas guerras podrían evitarse si se obrara justamente: sin robar, sin invadir, sin imponer culturas o creencias… Pero injusticias se han cometido y han abierto heridas que no han sanado, sea porque no se han atendido o porque se siguen ahondando.

Ya hemos visto que no basta con pedir, de los dientes para afuera, perdón por la esclavitud, por ejemplo, o por otras injusticias; se debe reconocer la culpa y aceptar el perdón. Dejar bien sentados y bien claros los hechos en los libros de historia que estudian nuestros hijos y que pasarán a la posteridad… Que no se oculten los hechos ni se enseñen mentiras.

No es fácil. No es fácil reparar las injusticias que se han cometido en el mundo, algunas heridas siguen sangrando… y causan dolor y sufrimiento en todo el organismo, que es la humanidad.

Desde hace años, muchos años se han venido dando acontecimientos de violación de la justicia, de abuso de las minorías, y todos nos sentimos agredidos, ofendidos, humillados y decimos ¡Ya basta! … Y lo decimos y lo gritamos, pero con un parche curita y una embarrada de pomada nos contentan. Y seguimos la rutina de nuestras vidas, hasta que vuelve otro abuso, otras protestas otro ¡Ya basta!… ¿No crees que es tiempo de dejar de hablar y hacer algo? ¿No crees que es tiempo de que empecemos por educar a nuestros hijos sin racismo…en nuestras casas y en las escuelas? ¿No crees que es tiempo de que las religiones exijan a sus miembros a vivir la igualdad que enseñan y predican? Tal vez sea necesario revisar los conceptos que tenemos de ser humano, de humanidad, de raza humana, y hasta de Dios. Tal vez sea el caso de hacer más divino el concepto de hombre y más humano el concepto de Dios… Tal vez…. De lo único que sí estoy convencido es de que hay que dejar de decir ¡Ya basta! si no vamos a hacer algo para solucionar los problemas que aquejan a nuestra sociedad…. porque la solución es tarea de todos y cada uno de nosotros…. Que no te baste decir ¡Ya basta!……… Pon algo de tu parte. Haz algo positivo. Es cuestión de educación, es cuestión de nobleza de espíritu, es cuestión de ser sinceros en lo que creemos y profesamos. Es cuestión de determinar qué es lo que esperamos de esta vida, de esta humanidad, y es cuestión de determinar qué mundo queremos para nuestros hijos y nietos: Un mundo donde puedan convivir en paz y armonía todos los humanos como una sola raza, o este llano en llamas donde el diablo anda suelto….

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