Un dato curioso es que las huellas digitales fueron utilizadas por primera vez para resolver crímenes, hace más de 100 años. Aunque cada huella es distinta, existen tres modelos principales como la arqueada, la ondulada y la que tiene forma de espiral.
Las yemas de los dedos están cubiertas por unas líneas muy finitas. Cada ser humano posee un modelo único. Si una persona es arrestada, la policía a menudo toma sus huellas digitales. Cuando se comete un crimen, se busca alguna huella que pudiera haber quedado sobre las superficies duras y brillantes. Luego se las compara con las de los archivos, para ver si se puede identificar al criminal. Que si éste no ha tenido delitos anteriores difícilmente encuentran la compatibilidad de las huellas digitales.
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