Cuando un patógeno infecta el cuerpo humano, el sistema inmunitario, es decir, el sistema defensivo del organismo, se activa, ataca al patógeno y lo destruye o lo reduce.
“Un patógeno es una bacteria, un virus, un parásito o un hongo que puede causar enfermedad. Cada uno consta de varias partes, por lo general, exclusivas de ese patógeno específico. La parte del patógeno que provoca la formación de anticuerpos se llama antígeno. Se puede considerar que los anticuerpos son los soldados del sistema de defensa del cuerpo”, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
CÉLULAS DE MEMORIA.
Desde este organismo añaden que cada anticuerpo “está entrenado para reconocer un antígeno específico. Cuando alguien se expone a un patógeno por primera vez, el sistema inmunitario necesita tiempo para responder y producir anticuerpos específicos. Mientras, la persona es vulnerable a la enfermedad”.
Una vez que el organismo ha producido anticuerpos en su respuesta primaria a un antígeno, “también crea células de memoria generadoras de anticuerpos. Así, si el cuerpo se viera expuesto en el futuro al mismo patógeno, la respuesta sería mucho más rápida y eficaz que la primera vez”, agregan desde la OMS.
Pero el organismo también produce anticuerpos como respuesta a la vacunación. Las vacunas tradicionales contienen partes atenuadas o inactivadas de un antígeno específico. Las más recientes, llevan las instrucciones para producir antígenos.
María Luisa Morató Agustí, médica de familia, explica que la inmunidad frente a algunas enfermedades infecciosas se adquiere tras superar la enfermedad o mediante la vacunación.
“Cuando hay una epidemia y aumenta el número de personas inmunes que han pasado la enfermedad o que han sido vacunadas, disminuye la probabilidad de que un infectado contagie y, llega un momento, en el que se bloquea la transmisión del agente infeccioso”, añade.
La doctora Morató señala que la inmunidad de grupo es la resistencia de una comunidad frente a una infección.
La médica aclara que el concepto de inmunidad de grupo sólo puede aplicarse a enfermedades que se transmiten de persona a persona. En otras, por ejemplo, el tétanos que se puede transmitir tras una herida o por la mordedura de un animal, no se puede hablar de inmunidad de grupo.
BLOQUEAR LA CIRCULACIÓN DEL PATÓGENO.
La inmunidad de grupo, también llamada comunitaria o de rebaño “es un efecto indirecto de los programas vacunales que permite bloquear la circulación del agente patógeno en la comunidad, protege a los no vacunados y es un elemento esencial para el control y la eliminación de las infecciones de transmisión interhumana”, detalla la galena.
También añade que, cuando la mayor parte de la población está inmunizada, “es más difícil que la enfermedad circule. De esta manera, se protege a las personas con ciertos factores de riesgo que no pueden vacunarse”, detalla.
VACUNAS DE ARN, INSTRUCCIONES PARA EL ORGANISMO.
Contar con varias vacunas tan solo un año después de que comenzaran a conocerse los primeros casos de la enfermedad es un gran logro científico. La doctora Morató señala que esto ha sido posible “porque se ha usado tecnología que ya estaba en marcha y se ha invertido mucho dinero”.
“Usamos nuestra tecnología de ARN mensajero patentada para desarrollar nuestra vacuna contra la covid-19. Gracias a esta tecnología, la vacuna puede ser diseñada y manufacturada de manera más rápida y eficiente” dijo la experta.
Por Purificación León. // EFE/REPORTAJES
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