Si algo hizo la muerte de George H.W. Bush es unificar a todos los frentes políticos del país. Demócratas y republicanos se juntaron para elevar su nombre. Todos consideran que fue un gran hombre, una persona “de palabra”, un patriota y un individuo con mucho carácter.
Bush tipifica a una persona estadounidense tradicional conservadora. Lamentablemente, pocos –o tal vez nadie— de los representantes del Partido Republicano en el actual Congreso tienen la nomenclatura ética de George H.W. Bush. La política internacional fue lo más vistoso y relevante de su gobierno. Historiadores y analistas políticos frecuentemente hacen referencia a sus decisiones en esta área, especialmente el liderazgo mundial que ofreció en el Medio Oriente después de la invasión del gobierno iraquí de Saddam Hussein a Kuwait en agosto de 1990. Más que expandir su territorio nacional, Hussein quiso tener más influencia sobre la economía mundial a través del control del petróleo. La invasión de Kuwait le permitió, por unos meses, acaparar los recursos petroleros de este país. Si es que hubiese llegado a conseguir su cometido, Hussein hubiera tenido acceso al control del mercado mundial.
El gobierno del presidente Bush se opuso tenazmente a la consolidación del poder de Hussein. En una reunión de las Naciones Unidas, Bush ofreció liderazgo a la comunidad mundial para confrontar la arbitrariedad de Saddam Hussein. Ante los jefes del mundo manifestó: “Iraq debe abandonar completamente e inmediatamente Kuwait y sin ninguna condición. El gobierno legítimo de Kuwait deber ser restaurado. La seguridad y la estabilidad del Golfo Pérsico debe asegurarse…” Fueron palabras de un presidente que proponía liderazgo frente a la usurpación y el autoritarismo de Hussein. Como el dictador iraquí hizo caso omiso a los llamados del gobierno norteamericano y de la comunidad mundial, el presidente Bush ordenó un ataque aéreo a las fuerzas de Hussein en Kuwait e Iraq. Después de cuatro semanas de bombardeo dio luz verde a la invasión terrestre. Su decisión de no desestabilizar por completo el régimen político de Hussein fue acertado.
Un año antes de la Guerra del Golfo Pérsico, el Presidente Bush ordenó la invasión de Panamá. Manuel Noriega, entonces presidente de Panamá, invalidó arbitrariamente las elecciones presidenciales debido a que Guillermo Endara, candidato opositor, había ganado la justa electoral. Así, el presidente George H.W. Bush será recordado por sus logros internacionales mas que sus fracasos en el plano doméstico.
Dr. Humberto Caspa, Ph.D., es docente e investigador Eminente de visita en Columbus State University, Georgia, USA E-mail: hcletter@yahoo.com
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