Cuando no nos alimentamos adecuadamente solemos sentirnos débiles y desganados, es por eso que muchas veces optamos por comer una barra de chocolate o unas papitas fritas, para equilibrar nuestro nivel de energía.
Un hombre de complexión media necesita alrededor de 1,450 y hasta 1,700 calorías diarias para mantener su metabolismo basal, para que su corazón continúe bombeando sangre, los pulmones respiren y la digestión se lleve a cabo. Si realiza una actividad moderada, consume cerca de 2,750 calorías diarias. Por su parte, como las mujeres suelen tener mayor cantidad de grasa para guardar calor, y pesan menos que los hombres, consumen menos energía. El gasto energético diario de una mujer joven de complexión mediana es de alrededor 2,000 calorías. Las personas activas suelen conservarse delgadas porque queman más energía que las inactivas.
LO QUE ENGORDA
Nuestro organismo está diseñado para que cualquier excedente de energía se convierta en grasa que almacena el cuerpo; de continuar ese proceso, degenera en obesidad. En muchos países las principales fuentes de alimentos energéticos son los carbohidratos simples -azúcares, almidones y alcohol- y las grasas, la fuente más concentrada. Las grasas proporcionan nueve calorías por gramo en comparación por gramo de los carbohidratos y las proteínas. Sin embargo, si se eliminan por completo las grasas de la dieta existe el riesgo de falta de vitaminas, especialmente de los grupos liposolubles A, D y E, que el cuerpo no puede sintetizar y sólo se obtienen de las grasas.
Varios factores contribuyen a que ciertos alimentos puedan contribuir al aumento de peso:
DENSIDAD CALÓRICA: algunos alimentos son muy densos en calorías, lo que significa que contienen una gran cantidad de calorías en un volumen pequeño. Estos alimentos pueden provocar un consumo excesivo de calorías, lo que puede contribuir al aumento de peso.
ALTO CONTENIDO DE AZÚCAR Y GRASAS: los alimentos ricos en azúcar y grasas suelen ser sabrosos y fáciles de consumir en exceso. También pueden provocar picos en los niveles de azúcar en sangre, lo que puede aumentar el hambre y promover la ingesta excesiva de alimentos.
BAJO EN FIBRA: la fibra ayuda a promover la sensación de saciedad y puede ayudar a regular el apetito. Es posible que los alimentos bajos en fibra no lo mantengan satisfecho por mucho tiempo, lo que lo llevará a comer en exceso.
FALTA DE PROTEÍNAS: La proteína es otro nutriente que ayuda a promover la sensación de saciedad y puede ayudar a regular el apetito. Es posible que los alimentos bajos en proteínas no satisfagan el hambre con tanta eficacia, lo que lleva a comer en exceso.
ALIMENTOS PROCESADOS: Los alimentos procesados suelen tener un alto contenido de calorías, azúcar y grasas no saludables, y bajos en nutrientes. El consumo regular de estos alimentos puede contribuir al aumento de peso y otros problemas de salud.
ALCOHOL: El alcohol es otro de los productos que no se deberían consumir de forma habitual, aunque sea una copa de vino. “Siempre se ha dicho que el vino es muy saludable debido a la concentración de antioxidantes (polifenoles), pero esas sustancias están contenidas en alcohol” y el alcohol tiene calorías. De hecho, “1gr de alcohol genera 7 kilocalorías, por esta razón, beber asiduamente y más de una copa al día puede aumentar la probabilidad de aumentar el peso”, señala Ángela Tello Barrera, dietista clínico, coach nutricional y colegiada del Colegiada en el Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid y especialista en educación nutricional y alimentación con sentido común.
TAMAÑO DE LAS PORCIONES: Las porciones grandes pueden contribuir a comer en exceso, incluso si el alimento en sí no es particularmente dañino para la salud. Muchos restaurantes y alimentos envasados ofrecen porciones mucho más grandes de lo que se necesita para una comida.
FALTA DE CONCIENCIA: a veces las personas pueden no ser conscientes del contenido calórico o del valor nutricional de los alimentos que consumen, lo que lleva a un consumo excesivo.
Es importante tener en cuenta que el aumento de peso es un tema complejo influenciado por una variedad de factores, incluida la genética, el estilo de vida y los patrones dietéticos generales. Si bien ciertos alimentos pueden contribuir al aumento de peso más que otros, es el equilibrio general de calorías consumidas y gastadas lo que en última instancia determina el cambio de peso.
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