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PRIMEROS AUXILIOS PARA LOS DESBORDES DE ANSIEDAD

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La proximidad de una prueba médica, de una entrevista de trabajo o para pedir un aumento de sueldo, de un examen universitario decisivo o de un encuentro para discutir sobre dinero con su ‘ex’, son situaciones que puedan hacer que algunas personas propensas a la ansiedad, se sientan desbordadas. 

Si ese fuera nuestro caso, ¿qué “medidas de primeros auxilios” podríamos aplicar ante una situación o perspectiva futuras que nos resulten especialmente estresante o inquietante, para que nuestras emociones y pensamientos se sosieguen y vuelvan a fluir por su cauce normal sin desbordarse?  

Lo primero que hay que hacer en esos casos es “parar y respirar”, recomienda Ferran Cases, (https://ferrancases.com), conferenciante, escritor y divulgador especializado en la prevención y el control de la ansiedad,  autor de “El pequeño gran libro de la ansiedad” e impulsor de la plataforma en línea BBA (https://byebyeansiedad.com).

Cases comenzó a sufrir ansiedad a los 15 años, a los 21 desarrolló una parálisis corporal debido a este trastorno y desde de ese momento se ha dedicado a investigar cómo funciona la ansiedad y cómo librarse de ella.

LA RESPIRACIÓN DEL BOSTEZO

Explica Cases que ante una emergencia ansiosa, no se trata de respirar de cualquier manera, sino de aplicar la denominada “respiración del bostezo”, es decir respirar imitando el bostezo y el suspiro: las dos maneras de respirar de manera natural, que tiene nuestro cuerpo, “una máquina perfecta y preparada para todo”, para combatir la ansiedad.

Ambas respiraciones tienen algo en común en su mecanismo y funcionan de la siguiente manera: inspiración corta y suave, pequeña apnea (suspensión de la respiración) y espiración larga y en lo posible produciendo un ruidito final, según explica Cases, en uno de sus videos didácticos (https://youtu.be/BEwrkj6zHtI).

Para respirar de esta manera es indispensable que nuestro  diafragma pueda moverse físicamente, que tenga recorrido para poder desplazarse, para lo cual debemos aflojar las prendas de ropa que nos aprieten, como los cinturones o pantalones estrechos, o bien ponernos ropa cómoda y de deporte, señala.

Cases recomienda tomar el aire por la nariz y expulsarlo por la boca, aunque el aire también podría tomarse y expulsarse por la nariz, si a la persona le resulta más cómodo, o está en un sitio donde hace mucho frío, según matiza.

Asegura que esta respiración se convierte en una especie de masaje revitalizador del esófago, el estómago, el intestino grueso y el delgado, los riñones, el páncreas, la vesícula biliar, el bazo y el aparato urinario.

Al inhalar, aumenta la ventilación de los alvéolos y la oxigenación, así como la capacidad de los pulmones de redirigir ese oxígeno eficientemente a todo el organismo. Al exhalar, nuestro abdomen se contrae e impulsa suavemente el aire y la energía a través de la médula espinal hacia el cerebro, oxigenándolo, además de otros beneficios orgánicos, añade.

LA PRÁCTICA DIARIA ES FUNDAMENTAL

Es importante adquirir nuevos hábitos positivos en todo el camino para salir de la ansiedad, según recalca Cases.  

Si cada noche, antes de acostarnos hacemos 20 respiraciones diafragmáticas, abdominales, la denominada “respiración del bostezo”, estaremos enviando a nuestro cerebro una señal diciendo “esta respiración ha sido para relajarse”.

Según la neurociencia, a cabo de unos 66 días de práctica hacemos una nueva conexión neuronal, lo que en este caso significa que transcurrido ese lapso la neurona que dispara la ansiedad y grita “socorro, hay un peligro”, se conectará con la neurona que dice: “ponte a respirar, utiliza esta respiración del bostezo porque ya sabes que te sirve para relajarte”, puntualiza.

Explica que esta técnica respiratoria nos ayuda sobretodo con la sintomatología ansiosa, pero “para superar la ansiedad definitivamente, también hay que poner en marcha una serie de medidas de crecimiento personal y de tipo psicológico, que son muy importantes”.

La respiración puede ser de gran ayuda en este camino, porque “si tenemos esa práctica arraigada, nos resultará mucho más fácil aplicar las medidas psicológicas que sean necesarias, y además la podremos utilizarla en el yoga o la meditación, dos prácticas con efectos relajantes y anti-ansiedad, que están estrictamente ligadas a la respiración”, señala Cases.

María Jesús Ribas. // EFE Reportajes

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