Tenía tantos deseos de emigrar a Italia, de conocer Roma, de ver al Papa, que no halló mejor idea que vestirse como una monja y falsificar su pasaporte para simular que partía a un convento en Roma, c
Tenía tantos deseos de emigrar a Italia, de conocer Roma, de ver al Papa, que no halló mejor idea que vestirse como una monja y falsificar su pasaporte para simular que partía a un convento en Roma, con tal de cumplir su sueño de toda la vida.
La estafa llegó a su fin cuando Rosa Gómez, de 20 años, fue detenida vistiendo hábito religioso en medio del estupor de los viajantes sorprendidos por la acción de la policía en el aeropuerto internacional de Lima, Perú.
La falsa monja presentó un pasaporte peruano robado a una novicia y al verse descubierta imploró “la ayuda divina” para que la dejen en libertad.
La “monja” se enfrenta ahora a graves cargos contra la fe pública y suplantación de identidad, que le podrían costar al menos cinco años de cárcel. Vaya Locura de esta mujer que cometió dos delitos, para lograr, según ella, un propósito celestial.
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