Muchos cometemos el error de cuando deseamos tener una relación que sea permanente, buscamos hacerlo con alguien que nos atraiga, pero olvidamos algo muy importante…
Una teoría asegura que; “Polos opuestos se atraen”, mientras que otra señala; “Solo los pájaros del mismo plumaje revolotean juntos”….¿Cuál de las dos aseveraciones será más cierta?. Los psicólogos han estudiado y han buscado una respuesta por décadas en cuanto a relaciones humanas se refiere. Aparentemente la conclusión es que “pájaros del mismo plumaje revolotean juntos”, sin embargo esto no siempre es cierto. La mayoría pensamos que lo opuesto es lo que más nos atrae. De hecho, todos tendemos a encontrar atractiva a una persona exótica, inusual o distinta a nosotros. Incluso podemos recordar con placer alguna relación que sostuvimos con alguien totalmente diferente a nosotros. El entrar a otro mundo de ideas, de formas de pensar o de actuar de momento nos puede deslumbrar y parecer fascinante; sin embargo, los estudios comprueban que cuando buscamos una relación más permanente, deseamos hacerlo con alguien que comparta nuestros mismos intereses.
AUMENTO DE ATRACCIÓN
Los psicólogos han encontrado que hay una relación muy estrecha entre la similitud de intereses y la atracción interpersonal. Así que conforme aumenta nuestro porcentaje de gustos e intereses en común, aumenta también nuestra mutua atracción y deseo de estar juntos. ¿Cuándo fue la última vez que compartió una actividad con su pareja? Cualquier cosa: ir al cine, jugar cartas, patinar, ir a un museo, ver un partido en la televisión, salir a bailar, o simplemente salir a tomar una copa. Cuando iniciamos una relación y el romance está en su apogeo, es fácil disfrutar todo y difícil pensar que en un futuro tendremos que buscar actividades específicas que nos motiven a estar unidos. De novios no importa qué es lo que se haga con tal de hacerlo juntos.
Sin embargo, el enamoramiento es una sucesión de pruebas, es una continua exploración recíproca. Viene el momento en que la pareja tiene que buscar puntos de encuentro en los que ambos disfruten la compañía del otro. Sobra decir que es un continuo ceder, cambiar, hacer y rehacer proyectos personales por el bien de la relación. Lo cierto es que al no tener intereses en común, el permanecer juntos carecerá cada día más de sentido. Si en el tiempo libre de la pareja él se dedica a jugar dominó, futbol o pasear al aire libre y a ella le encanta pasear en los centros comerciales o quedarse dormida toda la mañana, es probable que llegue el día en el que uno de los dos, o ambos, se pregunten si estarían mejor solos o con alguien más. Podríamos argumentar historias de parejas que se llevan de maravilla a pesar de ser totalmente diferentes. La respuesta a esta aparente contradicción es que tendemos a estar más conscientes de las diferencias que de las similitudes, simplemente porque son más evidentes. Una pareja en la que ella es muy social, le encanta ir a bodas, a fiestas, bailar, y por el contrario, él disfruta de los fines de semana tranquilos en el campo, leer su libro y escuchar su música… ¿qué sucede?
Es muy probable que estas diferencias motiven entre ellos una que otra discusión; sin embargo, el compartir muchas otras los mantiene unidos y enamorados, como: admiración mutua, ideas sobre la educación de los hijos, sobre el trabajo, principios y valores, toman un diplomado de historia juntos, disfrutan ir al cine, comer mariscos, hacen viajes en bicicleta, etc. A todos como pareja nos sorprendería al hacer una lista de las cosas que nos mantiene unidos. Vale la pena. A veces ¡las olvidamos! Damos por un hecho las similitudes y sólo discutimos acerca de las diferencias.
Hay tres razones por las cuales compartir actividades e intereses es una herramienta poderosa de atracción.
•.- Validamos mutuamente nuestros gustos e ideas.
•.- Disfrutamos de la compañía
•.- Invita a re-enamorarnos uno del otro.
¿Pero qué hacer si nuestra pareja tiene otros gustos por completo?. Cuando una pareja joven comienza, tiene mucho terreno en común. Quizá los dos se interesen en una maestría, en iniciar una carrera profesional, en arreglar su primer departamento, cuidar a su primer bebé, etc. Pero en la medida que los hijos crecen y son independientes, comienza la pregunta de cómo pasar los fines de semana. De ahí la razón de desarrollar actividades juntos desde el inicio. Las vamos a necesitar. Siempre será una cuestión de ceder y ser flexibles; porque los intereses a los 20 años, pueden y van a cambiar por completo a los 40. La verdad sea dicha, la mujer por lo general es mejor en esto de la flexibilidad. Simplemente por acompañar a su pareja, puede disfrutar de una actividad, como: jugar tenis, golf, ir al futbol o ir de campamento. Al hombre, por otro lado, se le dificulta más ceder en estos territorios. ¿Conoce usted a un hombre que esté dispuesto y de buena gana a acompañar a su mujer al mercado de artesanías un domingo en la mañana?, por poner un ejemplo.
Sin embargo, recordemos lo que dice André Marois: “No basta un gran amor para retener eternamente a la persona que se ama, si al mismo tiempo no llenamos su existencia y la nuestra con un rico contenido, incesantemente renovado”. Y recuerde que “No necesariamente por ser pájaros del mismo plumaje, revolotearán juntos toda la vida”.
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