De acuerdos a expertos en el tema el tener relaciones sexuales con tu pareja trae increíbles beneficios no solo te alivia el estrés, quema calorías también te quita años de encima… así que mientras más seguido haces el amor mayor serán las mejoras en tu salud.
Lee este artículo junto a tu pareja y así ambos puedan salir beneficiados, recuerda que en esta cuarentena tiempo para ser creativos hay demás.
El Dr. David Weeks, neuropsicólogo en el Royal Hospital de Edimburgo, expuso en una conferencia sus estudios que revelan que las personas con una vida sexual más activa parecen hasta siete años más jóvenes.
Durante sus 10 años de estudio demostró que la calidad era tan importante como la cantidad, incluso con efectos de anti-envejecimiento más fuertes en los casos de sexo practicado con amor.
Si estás estresado, probablemente tener sexo es lo último que tienes en mente. Pero si puedes entrar en la onda, el sexo es un gran liberador de estrés. Las relaciones sexuales inundan el cerebro de todas las sustancias químicas que nos producen una sensación de bienestar y, por otro lado, reducen los niveles de cortisol, la hormona responsable de generar estrés en nosotros.
Estudios australianos afirman que las personas que tienen al menos un orgasmo al día tienen un 50% menos de probabilidades de muerte por cualquier causa médica que los que lo tienen una vez por semana o uno al mes. Además, mejora los niveles de un anticuerpo llamado inmunoglobulina A, que protege contra el frío y la gripe.
Otro dato curioso de la Universidad de Nottingham, aquellos que han disfrutado de una vida sexual activa están en bajo riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Esto es porque el sexo limpia la próstata de toxinas que de otro modo aumentaría los riesgos de padecer cáncer.
La prolactina, la hormona que te permite relajarte, también se libera tras el orgasmo. La combinación de la prolactina y el resto de las hormonas que producen bienestar son la razón por la cual, tras tener sexo, las personas duermen tan bien.
Una actividad sexual alta hace que el cuerpo libere más feromonas, lo que nos vuelve más atractivos para el sexo opuesto. Además, cuanto más lo haga con su pareja, más fuerte es el deseo de tener más. En una encuesta reciente de la Universidad de Texas, se encontró que uno de los beneficios más importantes fue que los participantes que tenían una vida sexual regular se sentían más seguros con su cuerpo, lo que hace aumentar la autoestima.
Hombres: ¡Buenas noticias! La eyaculación frecuente parece estar relacionada con un menor riesgo de cáncer de próstata.
Una investigación de 2004, publicada en el British Medical Journal, estudió la vida sexual de más de 50.000 hombres estadounidenses con edades comprendidas entre 40 y 75 años. Los hombres que reportaron 21 o más eyaculaciones por mes tenían menos probabilidades de contraer cáncer de próstata que los hombres que eyaculaban de cuatro a siete veces al mes. Un estudio de seguimiento, publicado en 2016, mostró los mismos resultados.
La excusa más utilizada para evitar el sexo, ¡“Me duele la cabeza!”, quedará en el pasado. Estudios científicos que demuestran que, por el contrario, el sexo ayuda a disminuir el dolor. Esto es porque el acto sexual aumenta la producción de la hormona del amor, la oxitocina y otras endorfinas que alivian el dolor. Muchas mujeres han confirmado que después de alcanzar el orgasmo desaparecen los dolores de cabeza y musculares.
La actividad sexual regular aumenta el nivel de estrógeno en las mujeres y de testosterona en los hombres lo que protege los huesos contra la osteoporosis. También es bueno para fortalecer la zona pélvica en las mujeres y prevenir así problemas futuros como la incontinencia. Es esencial potenciar esta zona sobre todo de cara a los embarazos.
Estudios demuestran que mantener tu vida sexual activa en la vejez protege e incluso mejora el funcionamiento y el recuerdo ejecutivo de tu cerebro. Analizando datos del Estudio Longitudinal Inglés del Envejecimiento, investigadores británicos encontraron que los hombres sexualmente activos, entre las edades de 50 y 89 años, tenían mayor función cognitiva y recuerdo de palabras, incluso después de ajustarse por calidad de vida, soledad, depresión y actividad.
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