La mayoría, se muere sin saber morir, esa es la realidad, por la sencilla razón de que la muerte es algo que no se pueda practicar. Se vive una vez y se muere una vez, sólo que la vida dura años y la muerte unos segundos. La vida te da oportunidad de corregir, hay gente que cambia de vida, pero no se puede cambiar de muerte.
Mientras vives tropiezas, caes y te levantas, pero sigues viviendo, hasta que llega la muerte que sólo dura lo que tarden en deisinflársete los pulmones y te deje de sonar la matraca que traes en el pecho. Una cosa es la agonía, la enfermedad, que pueden durar tiempo, pero la muerte es una y es rápida. A la muerte todos le tememos, el que diga que no, es un mentiroso, porque estamos hablando de un viaje a lo desconocido, un viaje al más allá, a lo mero desconocido, por más que tengamos la mente llena de fantasías que cargamos desde la infancia, pero que a la hora de la hora no nos convencen. Saber morir cuando ya no eres útil, ni a ti ni a los demás…. saber morir antes de que llegues a ser una carga, que sólo sirvas para ejemplo de los muchachos y que alguien te apunte y les diga: “Si no estudias, si no trabajas, así vas a acabar, hecho un viejo inútil”. Por eso hay que hacer caso al poeta: “Morir, y joven, antes que destruya el tiempo aleve la gentil corona; cuando la vida dice aún: ‘soy tuya’, aunque sepamos bien que nos traiciona” Mientras aprendas, mientras te diviertas, mientras pienses, vive… Y cuando ya no vivas, muere con dignidad… Se dice fácil, pero no es tan fácil. La mayoría vemos la muerte como cosa de los demás, pero que no nos incumbe a nosotros. No queremos pensar que vamos a morir, cuando, como dijo aquel que dijo: las únicas cosas de la que nadie se escapa es de los impuestos y la muerte. Aún así nos resistimos a la idea de que vamos a morir. Algunos ni hacen testamento porque creen que es mandarle mensaje a la muerte de que ya están listos. La muerte no necesita mensajes, ni de ida ni de vuelta, llega cuando le da su regalada gana, por eso es un arte sobre todos los artes saber colgar los guantes a tiempo, a tiempo colgar los botines, entregar el equipo. Y más bonito hacerlo cuando se metió por completo en el encuentro, en la lucha, en la contienda, porque una vida bien vivida a plenitud sólo puede coronarse con una muerte aceptada, a tiempo. A los que cometieron el error de perder la salud acumulando riquezas, no gasten ya de viejos su riqueza en doctores y hospitales tratando de recuperar una salud perdida, como hacen muchos, de perdis dejen la fortuna a su familia con la advertencia de que es mejor acumular salud que riqueza…..Saber ser “como ese sol que lento expira, algo muy luminoso que se pierde” (versos de Manuel Gutiérrez Nájera 1895-1959)
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