Ser sincero, sinceridad, hablar con la verdad, son cosas que, en estos tiempos que vivimos, más que inspirar confianza más bien despiertan desconfianza… “Cuídate de ese fulano, algo quiere, se ve muy sincero”
Sincero es una palabra sencilla que significa pureza y bondad, viene de la miel sin cera, la miel limpia, la miel pura que se ha separado completamente de la cera… como quien separa lo bueno de lo malo, la mentira de la verdad, la inocencia de la perversidad… de allí viene la palabra SINCERO.
Sin duda que la SINCERIDAD es una virtud muy especial, muy bonita, que ayuda a la gente a vivir feliz y en paz, consigo mismo y con los demás, pero es una virtud no muy fácil de encontrar, no muy fácil de practicar, de vivir.
Lo primero, lo primero que se debe lograr es ser sincero con uno mismo. No aparentar ni más ni menos de lo que uno es… y tener el valor de ser como eres, porque, aunque no lo creas, muchos viven aparentando lo que no son y tanto lo viven, tanto se meten al personaje que se han creado para sí mismos, que hasta llegan a creérselo, engañándose a ellos mismos… más que a los demás…. Aquél camina como si fuera el dueño del mundo, el dueño de todo el potrero, con unos pasotes de fachoso, como si anduviera rosado y uno se pregunta ¿no se dará cuenta de que es un gran pendejo?. Aquel presume de ser muy honesto y hasta es muy apegado a las cosas de su religión y hasta da buenas limosnas, y uno se pregunta ¿no se dará cuenta de que todos saben de sus chuecuras, estafas y chanchuyos? Porque, oiga usted, por mucho se pula y que se saque brillo, el cobre siempre se asoma…
La sinceridad como la miel necesitan purificarse: La miel nace con cera y el individuo nace en un mundo poco sincero donde primero aprende a mentir, a fingir que a ser sincero. A la hora de verdad todos fallamos en la sinceridad. Es más fácil encontrar miel 100% pura, sin cera, que encontrar una persona 100% sincera.
Hay gente que nos miente y, sabemos que nos mienten, pero de alguna manera los comprendemos, porque todos sabemos por experiencia que hay ocasiones ocasionales y circunstancias circunstanciales de la vida en que es necesario no decir lo que piensas, o de plano mentir para no hacer daño, porque la verdad, la sinceridad, algunas veces suele incomodar, suelen doler; entre otros problemas, puede rebajar la autoestima, causar infelicidad. ¿Cómo decirle a la comadre que se cree una modelo, que no solo no es lo guapa que la han hecho creer los likes en las redes, sino que está fea, más fea que un carro visto por abajo? ¿Cómo decirle al compadre que su esposa a la que alaba le está poniendo los cuernos, cuando vive tan feliz? ¿Cómo decirle la Lic Vidriera que no es escritor sino repetidor de viejas…. ideas?… Y así en nuestra sociedad hacemos un tejido de mentirillas que se sobrellevan porque son como las celdillas de la cera que encierran la miel pura de la sinceridad, de la verdad, sabiendo que la Verdad pura se llama Dios, sólo Dios, que no miente ni tiene necesidad de mentir, como nosotros que inventamos las mentiras blancas y de todos colores, y sabemos distinguir entre mentiras que hacen daño y mentiras que evitan el daño, sabemos andar en la cuerda floja de la sinceridad.
Sin embargo hay que tener muy en cuenta que la falta de sinceridad, sobre todo para el que no domina el arte de mentir, provoca situaciones de tensión y ansiedad, quebranta la salud, mientras que ser sincero, hablar con la verdad tiene un efecto positivo sobre la salud. Ah, que alivio decir la verdad, salir de la mentira, ser sincero. Una persona sincera es una persona prudente sin ser hipócrita, sabe cuándo hablar y cuando callar, cuando perdonar y cuando acusar y condenar.
El pilón.- Si en los noviazgos hubiera sinceridad, los divorcios serían muy pocos…Menos niños sufrirían la separación de sus padres… La sociedad toda sería mejor. Si los políticos fueran sinceros……Si mi abuela tuviera ruedas…
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