El ser genio no se empieza a cierta edad y se termina a otra. El que es genio, simplemente es genio por siempre. De la misma manera, el inventor es una persona que todo el tiempo le está buscando solución práctica a problemas que se le presenten y nunca dejará de hacerlo, porque aunque, como dice un dicho muy popular, que “en esta vida todo tiene solución menos la muerte”, creo que más de algún inventor se ha de haber muerto un poco antes de encontrarle una solución a la muerte… Sin embargo hay muy pocos genio-inventores del calibre de Stanley Aaron Dashew, hombre que a sus 95 años, sigue creando e inventando cosas, como lo ha hecho a lo largo de su larga vida…
Nacido del 16 de Septiembre de 1916, en el distrito de Harlem en New York. Hijo de inmigrantes, su padre, Leon Dashew, proveniente de Rusia y su madre Esther Turits de Lituania, que llegaron a América a principios del siglo pasado. Stanley vivió su infancia en Pomona, New York en una propiedad de 65 acres de la familia, que era tipo granja, tipo centro de vacaciones, pero el joven desde los ocho años mostró que sería un emprendedor, ya que a esa edad hizo sus primeros negocios, inicialmente reciclando botellas de vidrio de los refrescos, luego vendiendo canastas de duraznos por las casas. A los 15 años se las arregló él mismo para conseguir un préstamo bancario para la familia.
Inquieto, emprendedor y muy estudioso, Stanley estudió leyes, luego quiso ser escritor y empezó trabajando en una compañía que hacía máquinas para poner domicilios. Addressograph-Multigraph; no le gustaba llamarse vendedor así que a sus tarjetas de presentación les puso
“Special Representative”.
En 1938, después de casarse con Martha Grossman, se empezó a interesar en veleros y escribió artículos sobre el tema en varias publicaciones, desde fines de los años cuarentas hasta principios de los cincuentas. Y navegar sería una de sus pasiones en la vida.
En 1949 fleta un velero de 76 pies (schooner) y navega desde el lago Michigan en Chicago a la costa Este y desde ahí hasta las Los Ángeles, pasando por las islas del Caribe y el Canal de Panamá. El viaje fue noticia a lo largo del país, por la duración y por los marineros, que incluían a su hijo Skip de siete años, su esposa y su niña Leslie de tres meses.
Solucionar el problema de los pañales para su hija fue un invento que no patentó Stanley, al usar gasas de hospital como pañales desechables dio base para la invención posterior que no fue suya.
En los Ángeles fundó algunas compañías e inventó varias máquinas incluyendo las de imprimir en relieve que fueron las que dieron origen a las tarjetas de crédito. Tiene 14 patentes de inventos para la industria petrolera, minera y de navegación. Pero a sus 95 años sigue inventando.
Su último invento, que ya está a la venta, es el Dashaway, una especie de andadera par ancianos, pero más avanzada. Tiene frenos de mano y a él personalmente le ayudó a recuperarse después de una operación de la cadera y a sobrellevar la enfermedad de Parkinson.
En enero de 2011 publica su primer libro: You Can Do It! Inspiración y lecciones de un Inventor. Empresario y Marinero. Sin duda un personaje para inspirar a jóvenes…. y viejos.
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