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También las Hijas Necesitan del Padre

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El veterano beisbolista, Harmon Killebrew, cuenta una historia que muestra la importancia de un padre para sus hijos: “Mi padre solía jugar con mi hermano y conmigo en el jardín”, comenta.

Erróneos estereotipos de una sociedad que cada vez pierde más sus valores, aunado a los abusos de unos cuantos padres pero que los medios se han encargado más que de divulgar de magnifizar, han  ocasionado que la relación padre-hija adolescente sea casi nula. No obstante debemos entender que…

 
 
 

 

El veterano beisbolista, Harmon Killebrew, cuenta una historia que muestra la importancia de un padre para sus hijos: “Mi padre solía jugar con mi hermano y conmigo en el jardín”, comenta. “Mi madre salía y gritaba: ‘Están arrancando el pasto’… ‘No estamos criando pasto’, le contestaba mi papá. Estamos criando niños”. 
 
La convivencia entre padres e hijos suele ser muy estrecha cuando son pequeños, pero desafortunadamente, conforme éstos van creciendo, esa relación se va achicando y entre papá a hija, mucho más, sobretodo cuando ésta entra en la etapa de pubertad.  Según afirma Linda Nielsen, profesora de psicología del adolescente y de estudios sobre la mujer en la Universidad de Wake Forest en Carolina del Norte, este proceso de convivencia por parte del padre varón, disminuye significativamente en las hijas debido a la creencia de que “se ve mal”, lo que ha provocado a creer la errónea idea de que las hijas ya no necesitan a su padre después de cierta edad. “Mis estudiantes me dicen que su padre dejó de hacer cosas con ellas cuando llegaron a la adolescencia (como acampar con ellas los fines de semana) porque hacerlo se vería raro y la gente hablaría”, comenta Nielsen. 
 
La sociedad, los medios de comunicación y algunos desquiciados (menos del 0,2% de la población) han hecho que nos volvamos desconfiados y que vayamos olvidando nuestros valores como familia. Por eso ahora hay muchos que dicen: “Cuando tu hija llega a la pubertad no se supone que debas pasar tanto tiempo con ella. Una vez que llega a la adolescencia debes hacerte a un lado y dejar que la relación principal sea con su mamá”. Y si a eso lo pones de la mano de otro estereotipo que indica que papá es medio ignorante cuando se trata de criar a un hijo, en especial a una hija, entonces esos mensajes desaniman a los padres para que se involucren de manera activa en la educación y convivencia con las hijas”. 
 
Según Nielsen a la mayoría de los hombres les gustaría involucrarse y agrega que “los padres sí pasan tiempo antes con sus hijos; sin embargo, cada vez dedican menos tiempo que las mamás para estar con sus hijos e hijas”. Es claro que, como sociedad, no valoramos y no estamos convencidos de lo importante que es un padre para sus hijos, en especial para sus hijas. 
 
LA IMPORTANCIA 
 
 Los investigadores de la Universidad de Vanderbilt saben desde hace tiempo que las niñas con un padre involucrado y que las apoya tardan más en llegar a la pubertad que aquéllas cuyo padre está distante o ausente.  En 2003 los investigadores del Hospital Infantil de Cincinnati, Ohio, observaron que cuando el comienzo temprano de la menstruación estaba marcado por el desarrollo prematuro de los senos se observaba un incremento asociado en el riesgo de contraer cáncer de seno. 
 
Por supuesto, más allá de la salud física, una atención adecuada del padre puede tener otras ventajas.Bruce J. Ellis, profesor de estudios sobre la familia y desarrollo humano en la Universidad de Arizona, y varios de sus colegas realizaron en 2003 un estudio de esa índole en los Estados Unidos y Nueva Zelanda. Los investigadores enlistaron una serie de resultados negativos a los que las adolescentes se exponen cuando tienen experiencias sexuales tempranas. “Específicamente”, observaron, “el embarazo en la adolescencia está asociado con logros académicos y laborales más bajos, más problemas de salud física y mental, redes de apoyo social inadecuadas para educar a sus hijos, y un mayor riesgo de abuso y negligencia hacia sus hijos”. 
 
Después de dar seguimiento a 900 sujetos desde preescolar hasta la adolescencia, los investigadores concluyeron que “la ausencia del padre es un factor de riesgo preponderante para la actividad sexual temprana y el embarazo en la adolescencia. En cambio, la presencia del padre es importante factor de protección contra acercamientos sexuales tempranos, incluso si había otros factores presentes” . 
 
Por supuesto, Ellis y sus colegas no fueron los primeros en asociar las fuertes relaciones entre padres e hijas con resultados sexuales saludables. 
 
En febrero de 2006 Mark Regnerus, sociólogo de la Universidad de Texas, en Austin, reportó descubrimientos similares. En un estudio que incluía a 10,000 estudiantes de entre séptimo y doceavo grado, Regnerus reiteró que las niñas que tenían una relación positiva y cercana con un padre involucrado esperaban más tiempo para tener su primera experiencia sexual y agregó que “las niñas que tienen una mala relación con su papá tienden a buscar la atención de otros hombres a una edad más temprana, y esto a menudo supondrá una relación sexual”. 
 
Desafortunadamente, comenta Nielsen, los padres suelen pasar menos tiempo con sus hijas que con sus hijos, y muchos no ven nada negativo en ello. Nielsen también señala que “la mayoría de estos padres e hijas no se comunican tan bien ni comparten sus asuntos personales ni se llegan a conocer tanto como las madres e hijas”. 

 

 

 

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